La bala ‘lavada’ del policía que mató a Caparrós en la transición

Manuel José García Caparrós
Manuel José García Caparrós tenía 18 años, un empleo en Cervezas Victoria y un carnet de CCOO cuando una bala de 9 milímetros acabó con su vida en Málaga, durante la manifestación gigantesca que Andalucía vivió el 4 de diciembre de 1977.

El día en que lo mataron Manuel José llevaba una cazadora marrón y 9.000 pesetas en el bolsillo, quizá su último sueldo por llenar botellas en la fábrica Cervezas Victoria. Hacía poco que se había afiliado a CCOO, faltaban tres semanas para que cumpliera 19 años. Por última vez le oyeron gritar: “¡Asesinos, me han dado!”

Fueron varios días de represión y de guerrilla urbana. La respuesta a la manifestación fue el despliegue de un sinfín de policías pegando tiros: 23 contó el juez, pero hubo muchos más. Entre los disparos que realizó la policía para contener a los manifestantes, una le atravesó la axila izquierda a Manuel José García Caparrós y se le incrustó en el costado derecho, cerca de la cadera. Al poeta Laurentino Heras, que entonces era cura, le zurraron por llevar un crespón negro en su memoria. En el cuartel, la policía le arrancó la barba a piel viva.

Cuarenta años después el asesinato, cometido en medio de disparos, botes de humo y piedras volando, es un caso abierto y una herida aún sangrante para sus tres hermanas. Aunque nuevas investigaciones están arrojando luz sobre el crimen. Las averiguaciones de una secretaria judicial empeñada en esclarecer el caso y de los artífices de un documental que este lunes estrena Canal Sur son el hilo conductor de esta historia. La historia de la muerte del chico que se convirtió en mártir y mito del autonomismo andaluz; de una bala que fue lavada con acetona y nunca permitió procesar a ningún sospechoso, y del hombre, entonces cabo primero de la Policía Armada, al que varios indicios apuntaron como culpable pero que, sobreseído el caso, siguió su vida como agente a 37 kilómetros de allí.

Aquel día, después de resultar herido, Manuel José ingresó ya muerto en la residencia hospitalaria Carlos Haya. En su cuerpo tenía alojada una bala del calibre 9 milímetros corto, fabricada en Toledo. Propia de las armas que utiliza la Policía Armada. Sin embargo, cuando el cadáver llegó a la sala de autopsias, la bala ya no le acompañaba.

El documental 23 disparos -por los 23 tiros que impactaron contra algo aquel día: fachadas, farolas… y el cuerpo de Manuel José-, en el que el policía jubilado Juan Antonio O’Donnell entrevista a varios agentes y civiles que presenciaron los hechos, se revela que “en la sala de autopsia nunca estuvo el proyectil”, según el ayudante de forense que analizó el cuerpo del joven, Antonio García de Gálvez. Alguien, probablemente un médico de urgencias, se la había extraído del cuerpo y la había adherido a la sábana de su cama con un esparadrapo. Así fue como el juez ordenó levantar el cadáver.

A partir de ahí se inicia una investigación judicial de ocho años que acaba en sobreseimiento provisional por falta de pruebas y en la que el proyectil es sometido a 12 traslados de ida y vuelta entre juzgados y hasta a cinco exámenes balísticos. En uno de ellos (el cuarto) se asegura que la bala blindada que mató a García Caparrós pudo ser disparada por el arma reglamentaria de un cabo primero de la Policía Armada de iniciales M. P. R, pero nunca se fue más allá, según ha podido concluir Rosa Burgos, la secretaria judicial que ha escudriñado el sumario que ella misma localizó entre montones de papeles en los sótanos del Palacio de Justicia de Málaga.

Otro policia de gatillo fácil

Su nombre era Miguel Pastor. Nacido en Málaga, tenía 36 años en diciembre de 1977 y poco después se trasladó a la localidad de Vélez-Málaga, en la misma provincia. Dejó su ciudad, pero no su profesión. Ya reconvertido en policía nacional, fue destinado a varios puntos de España, como Lleida y Fuengirola, apunta un conocido. “Ascendió a sargento”, añade esta fuente, “y en Vélez-Málaga se jubiló como subinspector”. Un infarto cerebral lo dejó muy tocado y murió hace unos años, superados los 70.

¿Fue él quien causó la muerte a García Caparrós? No puede decirse con certeza. En opinión de Rosa Burgos, es muy posible, pero “una serie de favores envenenados” dejaron el caso en suspenso. Su tesis es que en plena Transición… hubo un “pacto de silencio”.

Los indicios que se extraen del sumario y que apuntan al cabo Pastor son varios. La secretaria judicial los recoge con detalle en su libro Las muertes de García Caparrós, publicado esta semana y editado por la revista malagueña El Observador.

El primero resulta quizá insignificante. Cuando arranca la investigación, aquel mes de diciembre, el juzgado cita a varios policías. Entre ellos, al cabo Pastor. Pero no acude a la cita. “El cabo primero de estas Fuerzas don M. P. R. se encuentra enfermo en su domicilio y bajo tratamiento por padecer cistopielitis”, alegó un teniente médico.

El 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, acaba declarando, por primera y última vez. Explica que él estuvo allí, cerca de donde dispararon a Manuel José, pero que no utilizó su arma. Sin embargo, otro testigo le contradice: el cabo Pastor, hombre “de complexión fuerte, atlética, con nariz aguileña”, no sólo efectuó un disparo, sino varios…

El entonces diputado de UCD y actual alcalde popular de Málaga, Francisco de la Torre, recuerda aún hoy una escena que el propio cabo Pastor relata en su declaración. De la Torre se cruzó con el cabo, que “llevaba el arma en la mano”, y le conminó a que “la enfundara”, que allí había mujeres y niños.

Pasaron cuatro años hasta que el abogado de la familia de García Caparrós solicitó una prueba balística con la pistola del cabo y la de otro agente. La Policía respondió entonces al juzgado que su arma había sido dada de baja el 31 de enero de 1979, a pesar de que funcionaba correctamente.

Siete años después de la muerte de Manuel José, otro informe cuestiona que la bala tantas veces analizada sea la que mató al chico porque no tiene restos orgánicos: según consta en el sumario, había sido “limpiada” con acetona. Así que el 24 de junio de 1985 el juez acuerda el sobreseimiento del caso.

El crimen se investigó judicialmente, sí, y también hubo una comisión de investigación secreta en el Congreso de los Diputados (cuyas actas íntegras aún reclaman las hermanas de Manuel José). Pero no se concluyó nada. Caso prescrito. Así hasta hoy.


‘El más besucón’

En estos 40 años han muerto los padres del chico y son sus tres hermanas quienes lo recuerdan. Para ellas era “Manolito”, tan guapo y tan alto (1,90 de altura), “siempre un buen hijo y un buen hermano”, cuenta a Crónica Loli García Caparrós, la hermana menor. “Era el más besucón de todos: 20 veces llegaba a casa y las 20 les daba un beso en la frente a mi madre y a mi padre. Era tan cariñoso…”

La familia solicitó en su día que Manuel José fuera considerado víctima del terrorismo, cosa que no han conseguido. Sí han visto cómo colocaban una placa en su memoria (con el nombre mal puesto, “José Manuel”, y no en el lugar exacto donde le dispararon) y Raza Mora le dedicó un pasodoble:

Un cuatro de diciembre muere un malagueño
una bala traidora le quitó la vía
tan sólo porque estaba queriendo a su pueblo
y alzando la bandera de su Andalucía

Para las García Caparrós la herida sigue abierta. “¿Por qué nadie nos ha dicho el nombre de ese policía en 40 años?”, se pregunta Loli. “Quien mató a mi hermano fue un cobarde: los cobardes matan y se esconden. Se llevó a una familia entera y eso no se puede olvidar. Sólo queremos saber la verdad”. El cabo Pastor ya no les podrá responder.

http://www.elmundo.es/cronica/2017/12/04/5a219a1a268e3ed1638b4684.html

comentario

  1. La muerte de Caparrós, como la de los obreros de Vitoria, como el atentado de El Papus y tantos otros, quedó impune. La democracia española, ya se sabe. Llevamos ochenta años de dictadura y los que nos quedan…

Los comentarios están desactivados.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies

Descubre más desde mpr21

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo