Hace varios meses que la aviación turca persigue objetivos del movimiento independentista kurdo que desde el fracaso del golpe de Estado en Ankara ha intensificado sus ataques contra la policía y el ejército turcos.
El lunes murieron al menos 10 militares turcos en dos ataques del PKK en el Kurdistán turco. Desde julio del año pasado al menos 600 policías y militares turcos han caído en ataques de la guerrilla kurda.
En el mismo periodo de tiempo, han sido capturados o muertos 7.700 militantes de la organización kurda, tanto en Turquía como en el norte de Irak.
En 2012 ambas partes iniciaron conversaciones para firmar un alto el fuego, pero el 20 de julio del año pasado, dos años y medio después de la apertura de negociaciones, el atentado suicida de Suruç, en el que fallecieron 34 militantes kurdos, reanudó las hostilidades.
Todos los acercamientos del gobierno de Ankara al PKK han acabado de una forma parecida, con atentados de autoría sospechosa. Aunque la mayor parte de las fuentes, incluido el PKK, lo atribuyen al Califato Islámico, con alguna complicidad por parte del gobierno de Erdogan, lo más probable es que sea una maniobra de desestabilización dirigida en su contra.
Oficialmente fue el primer atentado del Califato Islámico dentro de Turquía. Como consecuencia del mismo, la aviación turca inició los bombardeos contra las posiciones de la organización yihadista en Siria.