El año pasado la Antártida conoció temperaturas extremadamente bajas que carecen de precedentes, según un reciente estudio publicado en la revista científica Advances in Atmospheric Sciences (*). Las intensas olas de frío se produjeron a finales del invierno austral, en los meses de julio y agosto.
El frío extremo, con temperaturas inferiores a -50ºC, impidió volar a los aviones, que corrían el riesgo de sufrir fallos hidráulicos y congelación del combustible.
“Se observaron temperaturas frías récord en nuestra red de estaciones meteorológicas automáticas (AWS), así como en otros lugares de la región”, dijo Matthew A. Lazzara del Centro de Investigación y Datos Meteorológicos Antárticos de la Universidad de Wisconsin-Madison.
“Estas fases estuvieron marcadas por nuevos récords de temperaturas bajas registradas en estaciones meteorológicas automatizadas y con personal, que abarcan la Antártida Oriental, la Plataforma de Hielo de Ross y la Antártida Occidental hasta la Península Antártica”, añadió Lazzara.
“El punto más alto, la estación Kunlun, registró su temperatura más baja jamás observada: -79,4ºC, unos 5ºC menos que el promedio mensual”, según Minghu Ding, miembro de la Academia China de Meteorología.
El estudio identificó cuatro fases frías distintas desde mediados de julio hasta finales de agosto de 2023.
“Estos eventos de frío extremo carecen de precedentes y tuvieron impactos operativos significativos”, dijo David E. Mikolajczyk, coautor del estudio. “Comprender estas condiciones nos ayuda a prepararnos mejor para futuros desafíos logísticos en la Antártida”.
El estudio, dirigido por un equipo de científicos internacionales, destaca la importancia de comprender los entornos atmosféricos que provocan temperaturas extremadamente frías. Sus resultados son esenciales para mejorar la seguridad y la eficiencia de las operaciones en la Antártida.
(*) https://link.springer.com/article/10.1007/s00376-024-4139-1#preview