La amenaza del Pentágono de un ataque nuclear contra Rusia

El jefe del Pentágono, Ashton Carter, ha pronunciado un discurso en la base del Global Strike Command (Centro de Mando de Ataques Mundiales) en Minot, en Dakota del Sur el pasado lunes, defendiendo la modernización masiva del arsenal nuclear americano y emitiendo belicosas amenazas contra Rusia.

El viaje de Carter a Minot ha sido el primero que ha realizado a una base de misiles nucleares desde que llegó al cargo en febrero de 2015. Ha coincidido con la constante escalada de conflictos que enfrenta a Estados Unidos con Rusia y China, ambos dotados con armas nucleares.

El eje principal del discurso de Carter era la defensa de la proposición del plan del Pentágono, de 34.000 millones de dólares para reconstruir la “tríada” nuclear de Washington de bombardeos estratégicos, misiles y submarinos. Se estima que en un período de 30 años este reforzamiento nuclear extraerá la cantidad de un billón de dólares de la economía norteamericana.

El discurso lo pronunció ante los oficiales y soldados profesionales encargados de lanzar misiles balísticos intercontinentales Minuteman III, llevando cada uno cabezas que multiplican por 60 la capacidad de destrucción de las bombas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945.

Esta enorme máquina de muerte, ha insistido Carter, proporcionaría “el fundamento de la seguridad” que “ha permitido a millones y millones levantarse por la mañana para ir al colegio, a trabajar, a vivir su vida, soñar sus sueños y dar a sus hijos un porvenir mejor”.

Continuó aventurando que “teniendo en cuenta lo que vemos en el entorno de seguridad de hoy, es igualmente probable que nuestros hijos y sus hijos deben probablemente vivir en un mundo en donde hay armas nucleares”. En realidad, suponiendo, la continuidad del “entorno de seguridad” actual y la existencia continua de armas nucleares existen buenas razones para temer que el mundo arderá en vida de “nuestros hijos y sus hijos”. Recurrió a la anodina jerga del Pentágono, utilizando el término “nuestra empresa nuclear” para designar al arsenal norteamericano de guerra nuclear.

Advirtió que si “en el curso de más de siete décadas desde 1945 las armas nucleares no han sido aun empleadas en la guerra, esto no es algo que vaya a suceder siempre”. Y añadió: “En el contexto del entorno de seguridad actual, radicalmente diferente del de la anterior generación y más de la generación anterior a esa, nos enfrentamos a un paisaje nuclear que continua planteando desafíos […] que siguen evolucionando, en ciertos aspectos, de manera menos previsible que en la Guerra Fría, a pesar de que mucha gente en el mundo e incluso en Estados Unidos siguen anclados en sus concepciones herederas de aquella Guerra Fría”.

Lo que ha cambiado en la estela dejada por la Guerra Fría y la disolución de la Unión Soviética en 1991 es la erupción del militarismo norteamericano, fundamentado en la convicción del establishment yanqui según la que, con la desaparición de la URSS, podría libremente emplear su potencia militar con el fin de afirmar su hegemonía mundial, invirtiendo el declive económico mundial del capitalismo estadounidense.

Las guerras del último cuarto de siglo, en particular en Oriente Medio, han producido una serie de debacles y una catástrofe histórica mundial para los pueblo de aquella región. Al mismo tiempo han metastatizado en conflictos más amplios que enfrentan a Estados Unidos con Rusia y con China de manera cada vez más directa.

En una conferencia de prensa tras su discurso, Carter dio libre curso a la creciente frustración de Washington sobre el fracaso de su guerra por delegación en Siria, desde hace cinco años para el cambio de régimen. Esa frustración toma la forma de denuncias cada vez más histéricas contra Rusia por “crímenes de guerra”, y ello por parte de un gobierno responsable de más de un millón de muertos en la región.

“Lo que sucede en Rusia es trágico, odioso, evitable y, como todo el mundo ha señalado durante el fin de semana, Rusia y el régimen sirio tienen la responsabilidad de la violencia, especialmente contra los civiles”, ha declarado Carter a los medios.

La verdadera preocupación de Washington no es la pérdida de vidas civiles, sino más bien la perspectiva de que el gobierno sirio, apoyado por la fuerza aérea rusa, está a punto de retomar el este de Alepo, una de los últimos bastiones de las milicias asociadas a Al Qaeda que constituyen la principal fuerza de combate principal en la guerra norteamericana orquestada para cambiar el régimen.

Atacando a Rusia en su discurso, Carter ha declarado: “Las fanfarronadas recientes y la construcción de nuevos sistemas de armas nucleares de Moscú plantean serias preguntas en cuanto al compromiso de sus dirigentes con la estabilidad estratégica, su respeto por el horror profundamente establecido ante el uso de armas nucleares y su respeto de la profunda prudencia que los dirigentes de la época de la guerra fría habían mostrado en relación con la amenazante escalada de armas nucleares”.

El gobierno Obama, que recientemente ha señalado su decisión de abandonar incluso la pretensión del presidente demócrata de renunciar a dar “el primer golpe” como política oficial de los Estados Unidos, ha intentado presentar a Rusia como responsable de desencadenar una nueva carrera de armamento nuclear. Dado que el presupuesto militar ruso es un poco más de la décima parte del de Estados Unidos e inferior al del más próximo aliado árabe de Washington, Arabia Saudita, esto se revela como un pretexto absurdo. Las fanfarronadas nucleares proceden del gobierno estadounidense, y el viaje de Carter a Minot forma parte de ellas.

El ministro de Defensa ha definido los bombarderos y misiles nucleares como una fuerza que ha servido para “permitir” a las tropas norteamericanas “cumplir sus misiones convencionales en el mundo entero”.

“Como saben, están junto a nuestros aliados de la OTAN y se enfrentan a la agresión de Rusia en Europa”, ha dicho, refiriéndose igualmente a las operaciones norteamericanas en “la vital región de Asia-Pacífico”, “disuadiendo las provocaciones de Corea del Norte” y “oponiéndose la actitudes malintencionadas de Irán en Oriente Medio”.

Refiriéndose al refuerzo militar constante de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, Carter ha declarado: “Del otro lado del Atlántico, actualizamos el manual de estrategias nucleares de la OTAN a fin de organizar mejor la disuasión convencional y nuclear que nos permite entrenarnos y planificar cómo se produciría el combate y de disuadir a Rusia la simple suposición de que pueda beneficiarse del uso de armas nucleares en un conflicto con la OTAN y, en lugar de hacer subir la presión, disminuirla, como algunos dicen por allá”.

Estados Unidos y sus aliados de la OTAN están desplegando millares de soldados en la frontera occidental de Rusia, y han creado una fuerza de reacción rápida de 40.000 soldados como preparación para la guerra. La semana pasada la agencia de prensa rusa Tass ha citado al comandante de la fuerza de misiles estratégicos de Rusia, Sergei Karakayev, indicando que los sistemas de misiles balísticos móviles más recientes, los “Yars”, están desplegados en la región de Tver, el mando de mando de ICMB (Misiles Balísticos Intercontinentales) más al oeste del país. Moscú efectúa este despliegue como respuesta a la instalación por Washington de un sistema de defensa antimisil en Rumania, que prevé instalar baterías similares en Polonia.

Mientras que el pretexto de Estados Unidos es que estos sistemas están dirigidos contra Irán, que no tiene armas nucleares, Moscú ven los despliegues como un intento de hacer más factible un primer golpe contra Rusia. Moscú afirma también que los sistemas ABM pueden fácilmente convertirse en disparadores de misiles nucleares de mediano y largo alcance.

En su discurso del lunes, Carter también hizo una breve referencia a un esfuerzo del Pentágono para estimular la moral de los militares destinados al lanzamiento de una guerra nuclear, diciendo que “aportaba sus frutos”. En 2013 y 2014 más de 100 oficiales y personal de las bases nucleares han estado implicados en un escándalo de toxicomanías, de falseamiento de tests de habilidades y de violaciones de las reglas de seguridad. En el centro de mando de la guerra nuclear una serie de altos oficiales se han visto igualmente despedidos de sus puestos.

La afirmación de que la moral se ha visto mejorado posteriormente ha sido puesta en cuestión, cuando un tribunal militar ha inculpado en junio de este año a un miembro de las fuerzas de seguridad en la base de misiles nucleares “F.E.Warren” de Wyoming por haber consumido y distribuido L.S.D. Otros catorce miembros del personal del ejército del Aire han sido destituidos por la sospecha del usar esta droga.

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