Japón ha aumentado constantemente su gasto militar desde 2012. El 27 de diciembre el gobierno aprobó otro importante aumento del gasto militar, un 8 por cien, como parte de un presupuesto de 700.000 millones de euros para el próximo ejercicio económico, que comenzará el 1 de abril de 2025.
El Ministerio japonés de Defensa va a disponer de una dotación de 53.100 millones de euros.
En 2021 el gobierno japonés aseguró que duplicaría el gasto militar en el marco de un plan quinquenal, con el objetivo de aumentarlo hasta el 2 por cien del PIB. Se trataba de romper con un principio, tácitamente aceptado en los años setenta, que exigía no dedicar más del 1 por cien de su PIB a los gastos militares.
En 2023 el presupuesto militar se situó en unos 40.000 millones de euros y el año pasado se incrementó hasta alcanzar los 47.000 millones de euros.
El aumento presupuestario previsto para este año fiscal tiene dos prioridades. De acuerdo con la nueva estrategia de seguridad nacional, aprobada en diciembre de 2022, la adquisición de “capacidades de defensa remota” es una de ellas. Se destinarán 5.570 millones de euros al desarrollo y producción de misiles de largo alcance, lo que va de la mano del proyecto de desplegar una constelación de pequeños satélites destinados a detectar y rastrear objetivos, con una inversión de 1.700 millones de euros.
La defensa antimisiles se beneficiará de una dotación de 3.250 millones de euros, que permitirá al ejército japonés adquirir dos barcos adicionales equipados con el sistema AEGIS, así como misiles interceptores y un radar móvil.
Además, destinarán casi 2.000 millones de euros a la construcción de tres nuevos destructores versátiles y compactos del tipo FFM, una versión mejorada de la clase Mogami. En total, comprarán doce unidades. Con un desplazamiento de 4.800 toneladas, estos barcos sólo necesitarán noventa marineros para operar, gracias a una automatización avanzada.
En cuanto al componente aéreo, destinarán 1.250 millones de euros para adquirir once cazabombarderos F-35 y asignarán 670 millones de euros al Programa Aéreo de Combate Global, un proyecto de aviones de combate de sexta generación desarrollado en cooperación con Reino Unido e Italia.
Por último, el gobierno quiere invertir 680 millones de euros para desarrollar sistemas robóticos y reforzar los medios dedicados a la inteligencia artificial.
Tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial, la Constitución renunció a la guerra y los sucesivos gobiernos llevan años intentado cambiar el artículo 9. Es otro retroceso de 80 años en la historia.