Los veteranos de la Guerra Fría se acordarán de esas sombrías imágenes en “Checkpoint Charlie”, una de las puertas de entrada y salida del muro de Berlín, cuando se producían los intercambios de espías entre un bloque y otro.
La película se ha rebobinado, esta vez entre China y Canadá: Estados Unidos libera de la cárcel a Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei, y China libera a dos “empresarios” canadienses que estaban presos.
Meng Wanzhou fue detenida en 2018 en Canadá por orden de Estados Unidos y con pretextos tan absurdos que no merece la pena ni recordar. Como buen sicario de su vecino del sur, Canadá cumplió puntualmente la orden.
La historia comienza, pues, con un chantaje de Estados Unidos y sigue con las represalias de China, que no se dirigieron contra “empresarios” canadienses sino contra dos espías. Uno de ellos, Michael Spavor, que utilizaba los negocios como tapadera, y supervisaba, entre otras cosas, el comercio entre China y Corea del Norte, mientras el otro, Michael Kovrig, un antiguo diplomático, que vigilaba las actividades militares y las exportaciones chinas.
Spavor fue uno de los que dirigió la campaña de desestabilización de Hong Kong y junto con Kovrig participaba en el programa Cinco Ojos, del que forman parte, además de Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda. Pekín toleró sus actividades, hasta que estalló el Caso Huawei.
Ambos subcontrataban también sus servicios para el Mossad israelí y para grandes multinacionales estadounidenses y británicas, es decir, que eran espeialistas en espionaje industrial.
Su detención se produjo días después de que Meng Wanzhou fuera detenida por la policía canadiense.
Como en cualquier otro asunto de espionaje, ambas partes negaron la mayor. Unos negaron el secuestro y los otros las represalias. Al final se ha comprobado que ambos asuntos estaban interconectados.
Para sacudirse la presión, Estados Unidos detuvo, además, a un chino que trabajaba en Ocklahoma para el monopolio energético Phillips. Tan Hongjin, de 35 años, llevaba 12 años viviendo en Estados Unidos. Le acusaron de espionaje tecnológico en nombre de una empresa china rival por haber descargado documentos de trabajo en su ordenador portátil.