El informe, lanzado por el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) y prologado por el Ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska, sitúa la presencia rusa en África de la siguiente manera: como los rusos son muy malos, esto va a entregar a las poblaciones locales al yihadismo. El informe cuenta con el apoyo del Ministerio del Interior, de Exteriores y el de Defensa.
Concretamente se hacen alusiones al llamado «Grupo Wagner», el complejo militar-industrial ruso, del que ya hemos hablado en esta web, que ha desplazado a las tropas francesas de Mali por «desencuentros», dice el informe, con el gobierno local.
La descripción es un eufemismo para encubrir las denuncias que el país africano hizo contra Francia, a quien acusó de neutralizar la lucha contra el yihadismo y entregar armas a sus militantes.
La denuncia llegó hasta el Consejo de Seguridad de la ONU, donde Mali solicitó una investigación por parte del organismo, pero el poder de veto de Francia hizo que la misma no llegara a ningún sitio.
Sin embargo, las conclusiones a las que llega el informe de COVITE y que vendrían a ser la línea oficial del gobierno español apuntan a todo lo contrario. Vienen a atribuir a Wagner las «cualidades» de empresas militares norteamericanas como Blackwater (de las que España siempre ha guardado silencio), pero sustituyendo las palabras; y donde debería decir «Irak», pone «Sudán», por poner un ejemplo.
El informe de COVITE copia y pega un artículo publicado en enero de 2023 en el New York Times que firma Colin P. Clarke, un analista de la RAND Corporation (el laboratorio de ideas de la CIA) que atribuye a Wagner (y a Rusia, obviamente) masacres y violaciones reiteradas de los derechos humanos basadas, como siempre, en «fuentes de inteligencia».
Clarke -y COVITE, en su copia y pega- escriben para el público europeo a sabiendas que la mayoría de sus habitantes no tiene ni idea de dónde está este país africano. Hablan de regiones que desconocen y de áreas geográficas distantes entre sí, que el Ministerio del Interior español ni siquiera se ha tomado la molestia en comprobar.
De cualquiera de las maneras, es verdad que a partir del cambio en la política exterior de varios países africanos el yihadismo se ha incrementado. Países como Burkina Faso, el propio Mali o varios partidos de Níger han denunciado que el supuesto «repliegue» de la Misión de la ONU en Mali (MINUSMA) ha sido un espejismo, con entrega de armamento a las organizaciones terroristas incluido.
La publicación no tiene como finalidad instruir a la red de agentes españoles en el norte del continente africano, sino que su objetivo es alimentar a diferentes medios de comunicación afines, como El Confidencial, para que vayan entrenando a su público y vayan aceptando la necesidad de que España se involucre como avanzadilla de choque en la guerra silenciosa que Estados Unidos desarrolla en esta zona.
Se trata, en esencia, de convencer a la población de que las tropas rusas -que nunca han puesto un pie en España- son muchísimo más peligrosas para la seguridad interior que, por poner un ejemplo, las rupturas con con Argelia y el Sáhara, la intervención militar en Ucrania o las concesiones a Marruecos.