Ilusión y des-ilusión

N.B.
Bien, veamos, la misería política es al mismo tiempo expresión de la miseria real y protesta contra esa miseria. La política es el suspiro de la creatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así como el espíritu de una situación carente de espíritu. Ella es el opio del pueblo (*). La superación de la política como felicidad ilusoria del pueblo es la exigencia de su felicidad real. La exigencia de abandonar sus ilusiones sobre su situación es la exigencia de abandonar una situación que necesita de ilusiones. La crítica de la política es, por tanto, la crítica del Valle de Lágrimas, cuya apariencia sagrada es la política.

La crítica no arranca de las cadenas las flores imaginarias para que el hombre soporte las cadenas sin fantasías ni consuelos, sino para que se despoje de ellas y recoja la flor viva. La crítica de la política desengaña al hombre para que piense, para que actúe y modele su realidad como un hombre des-engañado y que ha entrado en razón, para que gire en torno a sí mismo y por lo tanto en torno a su sol real. La política es solamente el sol ilusorio que gira alrededor del hombre mientras éste no gire en torno a sí mismo.

Tendríamos así que la política sería lo que de alguna forma oculta la dominación real poniendo flores en las cadenas; que la crítica de la política lo que hace es descubrir la cadena oculta bajo las flores.

Dicho lo dicho, haremos notar al lector/a que lo escrito hasta aquí tiene truco. El busilis consiste en que donde yo (en realidad Marx en su introducción a la «Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel») pongo en cursiva el término «política«, el lector debe poner el vocablo «religión» (que es de lo que habla Marx. Y donde se dice «felicidad» dígase «Estado de Bienestar»). Si lo hace, se entiende mejor. Y ahora, se me ocurre, la pregunta es: ¿qué ocurriría si no hago esta aclaración al lector no avisado? ¿Le daría que pensar, quiero decir: sería irrelevante el aviso o, dicho de otro modo, daría igual o sería lo mismo que yo pusiera «política» en lugar de «religión» pues, a los efectos, suena igual?

(*) Expresión ésta que tanto ha dado que hablar a «expertos hermeneutas». Bueno, aquí Marx se expresa clara, paladina y meridianamente, cosa, por cierto, que tenía por costumbre.

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