China recurre a sus grandes empresas, como Huawei, para romper el bloqueo económico, especialmente intenso en materia de microprocesadores, donde un monopolio de Taiwán, TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company), monopoliza el mercado mundial.
Una empresa asediada, Huawei, se está esforzando para lograr la autosuficiencia en el campo del desarrollo de chips electrónicos. La empresa ha anunciado la construcción de un complejo de investigación y desarrollo en Shanghai, con una inversión de 1.660 millones de dólares.
El centro tiene como objetivo reducir la dependencia de Huawei de los fabricantes de chips extranjeros, un problema capital en medio del bloqueo económico de Estados Unidos. En definitiva, lo mismo que la isla de Taiwán, TSMC es una empresa bajo la tutela militar de Estados Unidos.
Huawei no se limita a la construcción de una nueva infraestructura. La empresa china ha implementado una agresiva estrategia de reclutamiento para atraer a la fuerza de trabajo más cualificada del sector. Ofrece paquetes de compensación dos veces superiores a los ofrecidos por los fabricantes de chips locales, con la esperanza de acelerar su proyecto de autoabastecimiento tecnológico.
Para reforzar su equipo, Huawei ha conseguido atraer ingenieros que han trabajado para empresas mundiales de cabecera, como ASML, Applied Materials, Lam Research, TSMC, Intel y Micron. Estas contrataciones estratégicas son esenciales para Huawei, que busca desarrollar tecnologías avanzadas que ya no puede importar de terceros países.
Huawei también trabaja en estrecha colaboración con SMIC, el fabricante de semiconductores de referencia en China. Juntos, se están preparando para el lanzamiento del próximo chip Kirin de 5 nm, que se espera que llegue al mercado a finales de este año. Al mismo tiempo, SMIC está desarrollando sus propias capacidades de producción de chips de 3 nm, dedicados a Huawei.
Esta colaboración con SMIC es crucial para Huawei, particularmente mientras se espera que el nuevo centro de investigación alcance su plena capacidad operativa. De hecho, incluso si el objetivo a largo plazo es la autosuficiencia, las asociaciones actuales siguen siendo esenciales para satisfacer las necesidades inmediatas de producción.
La gigantesca inversión de Huawei en este nuevo complejo de Shanghai representa, por tanto, un hito importante en su intento de lograr la autosuficiencia en tecnología de semiconductores. El plan ilustra la respuesta de Huawei a las presiones imperialistas, en particular las sanciones estadounidenses, buscando asegurar su cadena de suministro de tecnología y fortalecer su posición en el mercado mundial.