Ayer Huawei anunció que había renovado un acuerdo de licencia con la empresa sueca Ericsson. Es una forma hábil de responder a la presión de Washington y apuntalar su posición en el mercado mundial.
La rivalidad tecnológica entre China y Estados Unidos mantiene a Huawei en una posición delicada desde hace varios años, acusada por Estados Unidos de espiar para el gobierno chino.
En 2019 las sanciones impuestas por Washington lograron que la empresa fuera expulsada de las cadenas de suministro mundiales de componentes y tecnología estadounidenses.
El bloqueo ha debilitado considerablemente la rama de móviles de Huawei y la ha obligado a diversificar sus proveedores. Una de las principales áreas afectadas por estas tensiones geopolíticas es el despliegue de la tecnología 5G.
Estados Unidos presiona a sus aliados para que excluyan todos los equipos de Huawei de sus redes 5G, temiendo que Pekín pueda aprovechar esta infraestructura para monitorear las comunicaciones y los datos.
Las ambiciones tecnológicas de Huawei se ven obstaculizadas por consideraciones políticas y militares. Sin embargo, el acuerdo entre Huawei y Ericsson muestra un planteamiento diferente. Las dos empresas han expresado su voluntad de compartir innovaciones tecnológicas de vanguardia.
El acuerdo reduce los esfuerzos de investigación y desarrollo de ambas empresas. La cooperación estratégica podría ayudar a estimular la innovación y aliviar las limitaciones impuestas por el bloqueo estadounidense.
El acuerdo, que es a largo plazo, cubre una gama de dispositivos de consumo e infraestructura de red, aunque no se han revelado públicamente detalles específicos.
No es la primera vez que ambos monopolios de las telecomunicaciones cooperan de esa manera; en 2016 llegaron a un acuerdo similar. La historia de Huawei está marcada por un rápido crecimiento para competir con Apple y Samsung.
En 2020 la empresa china logró convertirse en el número uno mundial en el sector de los móviles. Sin embargo, el bloqueo estadounidense la obligó a revisar su estrategia y centrarse en otras áreas como programación, dispositivos conectados, informática empresarial y vehículos inteligentes.
A pesar de los desafíos que plantean las sanciones y restricciones a las tecnologías estadounidenses, Huawei pronto podría dar un paso importante al producir sus propios chips para teléfonos 5G.
Además, la empresa está construyendo instalaciones secretas para fabricar microprocesadores en China y eludir así las sanciones económicas de Estados Unidos.