Hosanna

Matisyahu
N. Bianchi

Al parecer, el diligente Gobierno español, unas horas después de que la Embajada de Israel en España había condenado «rotundamente» que el festival Rototom de Benicàssim (Castellón) cancelara el concierto del cantante judío-estadounidense Matisyahu, ha «reprobado» esa decisión. Y ello, porque Matthew Paul Miller -que es como se llama realmente- no ha querido  pronunciarse sobre el conflicto palestino-israelí, pronunciamiento público que Compromís por Castelló -coalición que gobierna en la Generalitat valenciana junto a los socialistas- pidió sumándose a una campaña que exigiera a Matisyahu que se pronunciara bajo la presión del grupo BDS País Valencia, siglas que aluden al boicoteo, desinversión y sanción a Israel, al Estado de Israel, por su política criminal en Palestina. El Gobierno español se suma a esa condena en aras de la libertad de expresión, comodín cuyo uso y abuso semeja un felpudo. Y, por supuesto, antisemitismo, otro comodín que viene al pelo, según y cómo.

El cantante rapero -que no es israelí, sino judíoestadounidense, ya se dijo- alegó sufrir «coacción» por no pronunciarse. Y no le falta parte de razón porque no hacía falta que se pronunciara YA QUE YA SE SABE SU POSTURA PROISRAELÍ Y ANTIPALESTINA. Y eso que ya hace pocos años que ha cambiado su «look» dejando a un lado la estética ultraortodoxa: largas barbas, peyot (tirabuzones), abrigo negro, sombrero y/o kipá, el tradicional bonete (la imagen que habéis visto mil veces en la tele o en el Muro de las Lamentaciones donde se le vió, en su día, a Carod-Rovira, de ERC y el lobby judío catalán, con Pilar Rahola, o, recientemente, a Pablo Iglesias, y con ello no denotamos, sino que connotamos). Y su devoción jasidista, una especie de misticismo hebreo rigorista y piadoso (eso significa «hassidim») que estudia sus sagradas escrituras. Luego estarían los cabalistas judíos equivalente, vale decir, del sufismo árabe.

Ahora su imagen es otra, pelo corto, sin luengas barbas, etc. Como un «occidental», ¿no es cierto? Sus letras se basaban en salmos y textos del Génesis. Los rabinos ultraortodoxos le tienen por una especie de traidor al cambiar de imagen, un hipster, un falso. Pero esto en lo que toca a la fachada porque ¿ha cambiado de opinión este hombre sobre el llamado conflicto palestino-israelí? No parece en quien dice que «apoyo la paz y compasión (la negrita es mía. N. B. ) para todos los pueblos. Mi música habla por sí misma y no meto la política en ella». Otro que tal baila. Como aquella cantante, Noa, esta, sí, israelí, que dijo estar en favor del criminal belicismo israelí sobre Gaza en 2009. No se la invitó, o se canceló, a determinados festivales o actuaciones. O como en el Buesa Arena, campo de baloncesto del Basconia, se pita al Maccabi de Tel Aviv cuando viene a jugar. Esto está mal, es de poca educación, está feo. Como, pegando un brinco, pitar al Rey, esto no es libertad de expresión, esto es una afrenta que roza lo penal y punitivo. O que te multen con 200 euros por llamar «sinvergüenza» al excalde de Vitoria Maroto y su política xenófoba. Esto no es un insulto: ¡¡es una descripción, señor juez!!

Pues en el caso de Matisyahu, que habla de «compasión», igual que, me viene ahora a la cabeza, José Luis Perales, compositor y presunto cantante de los años 80 empalagoso de c. , hablaba de «a qué dedicas el tiempo libre», igual. O similar. Ya conocemos a los supuestos «pacifistas» que disparan… a pacificar.

El Gobierno valenciano, el Consell, ha lamentado la anulación del concierto, a pesar de que el portavoz de Compromìs respaldó la cancelación porque el artista se negó a hacer las declaraciones que se le pedían. Poco les dura la gasolina. Se rajan pronto. Tal vez «presionados» por la unánime condena (menos Podemos e IU, al parecer) del arco parlamentario, que se dice, a tamaño ataque a la libertad de expresión. Pero, insisto, pedir a esta gente -en este caso un cantante sionista- que se pronuncie es casi hacer el juego al sionismo israelí porque, como dijimos más arriba, ¡¡ya se sabía de qué pie cojea este tipo!! y no te va a decir nada que lo comprometa porque no es, suponemos, estúpido, y no va a ir al festival a hacer propaganda sionista.

La cosa es así: preguntarle previamente si ha cambiado de idea en el conflicto árabe-israelí, y, si no ha cambiado de idea, pues no se le invita y, ala majo, que te den…

Lo que sí está bien es que Serrat y Sabina vayan a Tel Aviv a cantar y cohonestar el régimen genocida del Estado de Israel. Y mal, muy mal, que Cat Stevens se hiciera musulmán y se llame ahora Yusuf Islam, un traidor. ¿Seguirá cantando Morning has broken o Moonshadow?

comentario

  1. Este texto se escribió antes de saber de la "marcha atrás" de Rototom,aunque algo se huele.Pues muy bien.
    N.B.

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