Compañera, Patxi Andion, 1971
Duerme sin fin compañera y no sepas lo que pasa.
Duerme tu hijo en el sueño. Duerme sin miedo y sin dueño.
Ayer me daban dinero para comprar mi silencio,
por eso mientras tú duermes, escribo hoy estos versos.
Muchos piensan que arrendé a los que pagan mi canto.
No les daré desencanto, más les diré lo que di
a los que tienen la plata: mucho susto y mucha lata.
No me arrienda la ganancia de mi canto en los salones.
ni tampoco las razones del que presume pureza.
A mí me infunden tristeza, los que juegan de santones.
Me han pinchado por todas partes y por todas partes
me han criticado el grito. Otros me dan y yo quito,
la importancia a mi guitarra, que las mentiras desdeña
y a mis verdades se agarra.
Bien señores: se acabó el tiempo del acomodo
y les he dicho lo que pasa y he sentido. No se ofendan,
no hay motivo, más ninguno se haga el sordo
que todos antes me oyeron y hasta algunos aplaudieron
cuando he cantado al amor.
No se olviden que el dolor, no calla a quienes lo hicieron.
No cantaré compañera sino a la carne y al hueso,
y dejaré las razones a los que saben de eso.
No venderé mi guitarra, no la ganará el silencio, ni el interés,
ni el desprecio, mi canto… mi canto no tiene precio.
Guarden su oferta señores, están perdiendo su tiempo.
No me importa que se ofendan: se equivocaron de tienda,
porque aquí nada está en venta.
Habría que saberlo, Patxi Andion, 1971
Acaso una palabra, vendida por un sueldo
podría definirme, ponerme nombre al cuello
con bordes y con grapas, como un palafranero
Habría que saberlo
habría que saberlo
Acaso alguna tarde, perdido por mí mismo
buscando los rincones, sacando el polvo de ellos
sabría que soy algo, sabría que no han muerto
Habría que saberlo
habría que saberlo
Habría que pensar
habría que pensar
habría que pensar sin miedo
Acaso una mirada, con verdad por dentro
podría convencerme, de que no me estoy vendiendo
que aun tengo una mirada, perdida en un espejo
Habría que saberlo
habría que saberlo
Acaso sea mi duda, la que me paga el sueldo
acaso la esperanza, de darme tiempo a verlo
y andarme yo por dentro, sin prisa y sin consuelo
Habría que saberlo
habría que saberlo
Habría que pensar
habría que pensar
habría que pensar sin miedo
Acaso soy un sueño, que vive sin saberlo
acaso soy el pueblo, que da apellido al verbo
hundiendo la barbilla, al fin del mundo entero
Habría que saberlo
habría que saberlo
Acaso la palabra, vendida por un sueldo
acaso la esperanza, acaso sea mi duda
acaso sea el pueblo, acaso sea el verbo
Quien pueda convencerme, que no me estoy vendiendo
que aun soy una esperanza, pintada en un pañuelo
Habría que saberlo
habría que saberlo
Habría que pensar
habría que pensar
habría que pensar sin miedo
Hermoso