La propuesta la presentó el jueves pasado Pieter Omtzigt, democrata cristiano, el principal partido de la oposición, encargando al Consejo de Estado y al Parlamento de abrir la investigación.
Según los parlamentarios, la moción pretende analizar “las políticas y las opciones institucionales abiertas por el euro” y las ventajas y los inconvenientes de cada una de ellas.
La investigación se abre como consecuencia del temor de que los bajos tipos de interés del Banco Central Europeo pueda perjudicar a los ahorradores holandeses, en particular a los jubilados.
La suerte del euro en Holanda se discutirá en las próximas elecciones que se celebrarán el 15 de marzo y los resultados de la investigación se anunciarán en los próximos meses.
El debate sobre una eventual salida del euro ya está en casi todos los países de la zona y va mucho más allá de los partidos acusados de “populismo”.
La historia del euro es la de un sueño (o una pesadilla, según se mire). La moneda única no ha creado (porque no puede crear) una homogeneidad económica, ni entre el norte y el sur, ni entre el este y el oeste, ni equiparar los salarios de Burgos con los de Hamburgo o Edimburgo.