En la localidad de Totoras, en Argentina, a dos ancianos, un hombre de 79 años y mujer de 91, que fallecieron por un cuadro de neumonía severa con fiebre, les realizaron pruebas para detectar el coronavirus (*).
Como venimos repitiendo desde un principio, para la ciencia es imprescindible conocer la causa de la muerte en cualquier circunstancia, máxime cuando previamente ha existido una intervención médica. En una pandemia con mucha más razón.
En este caso los ancianos presentaban un cuadro de enfermedad común, conocida y tratada desde hace siglos pero que ahora la paranoia atribuye al coronavirus.
El caso es relevante porque, en efecto, desde el principio se activó el protocolo estúpido. Los trabajadores sanitarios los asistieron con el equipamiento y la indumentaria de “protección” y, naturalmente, los ancianos fueron aislados y “tratados” por los médicos como si tuvieran coronavirus.
Los resultados de las pruebas llegaron tras el fallecimiento de ambos e indicaron que no había virus. El diagnóstico fue erróneo. Ahora bien, es posible que lo erróneo no sea el diagnóstico sino la prueba. Ni es posible saberlo, ni hay interés alguno en saberlo.
A partir de aquí, se imponen numerosas reflexiones en las que venimos insistiendo desde el primer momento.
La primera es que para tratar a un enfermo hay que saber el origen de la enfermedad. Si el médico se equivoca, como en este caso, no trata nada o, lo que es peor, mata al paciente.
La paranoia del coronavirus ha alcanzado a los médicos, de manera que ya no tratan las enfermedades comunes como siempre lo hicieron, sino como cazafantasmas de la nueva plaga.
Los ancianos habían sido derivados al hospital desde una residencia de ancianos. Dado el escenario de la tragedia (ancianos, neumonía, fiebre), además de los médicos, la población también entró en pánico de tal manera que no le importó la muerte de los ancianos sino todo lo contrario: se sintió aliviada porque el temido virus no había hecho aparición. No podía contagiarles a ellos.
Extraigan Ustedes de la información las conclusiones que consideren más oportunas. Para nosotros aquí no hay ningún problema médico. Cuando a los vecinos les alivia conocer la verdadera causa de la muerte de dos ancianos es que vivimos en una sociedad vergonzosa y vergonzante que padece un delirio político y social de grandes proporciones.
(*) https://www.lacapital.com.ar/pandemia/los-ancianos-que-murieron-totoras-dieron-negativo-coronavirus-n2585124.html
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Hay que seguir dando la lucha para salir de esta locura.