Guerra de Yemen: causas, consecuencias, balance de resultados (1)

Yemen es un poco como Siria, pero sin Bashar Al-Assad. El imperialismo apoya la agresión sobre el terreno y participa en las masacres, pero aquí no hay ningún carnicero halal sediento de sangre al que puedan poner de espantapájaros, como en Siria. ¿Dónde están las manifestaciones pacíficas y duramente reprimidas?, ¿los estudiantes rebeldes?, ¿las minorías oprimidas? ¿qué justifica el apoyo diplomático a Arabia saudí y Emiratos Árabes Unidos?, ¿qué justifica la guerra, la venta de armas, la participación en la destrucción del país y el desastre humanitario?

Tenemos el apoyo iraní a los huthíes, pero es una excusa muy pequeña en comparación con otras a las que nos tienen acostumbrados.

Inicialmente la guerra yemení fue interna al propio país y la injerencia saudí y de Emiratos Árabes Unidos la agravaron en gran medida. La ayuda de Irán a los rebeldes huthíes, que no existía antes de la intervención saudí, fue la principal excusa presentada para justificar la intervención. A partir del 26 de marzo de 2015 los sátrapas wahabíes se rodearon de una coalición de diez países árabes para lanzó su operación «Tormenta decisiva». Esa alianza se amplió a cuatro países: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Sudán y Bahrein. Marruecos se retiró de la coalición a principios de febrero de 2019 y otros actores como Egipto no demuestran mucho celo en su compromiso.

Principalmente la Guerra en Yemen fue consecuencia de la implicación de Arabia Saudí en la crisis interna del país. Durante los últimos cuatro años Riad se estancó en una guerra que ha perdido.

Emiratos Árabes Unidos

El papel de Emiratos Árabes Unidos en la guerra se ha descuidado, a pesar de que, según Amnistía Internacional, operan «en condiciones oscuras en el sur de Yemen». La estrategia emiratí es la de mantener la posición de puerto de cabecera de Dubai entre África oriental y Asia. Por eso se ha centrado en el control de las posiciones marítimas en la península arábiga entre los estrechos de Ormuz y Bal El-Mandeb. Por eso ha transformado la isla yemení de Socotra (Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO) en un portaaviones. Por eso ha creado puntos de apoyo militar en los puertos de Puntlandia (Bossaso, Somalia) y Somalilandia (Berbera, el único puerto de aguas profundas del norte de Somalia). Abu Dhabi también ha desarrollado infraestructura militar en los puertos de Assab y Massawa en Eritrea.

La infraestructura marítima la coordina desde el Archipiélago de las Islas Hanish, sede del sistema marítimo regional emiratí. De hecho, Emiratos Árabes Unidos controla el Golfo de Adén y la costa sur de Yemen (Al-Mukallah).

El compromiso de Emiratos Árabes Unidos en Yemen le permite, por tanto, ampliar su influencia en el estrecho de Bab al-Mandeb y en la región del Golfo de Adén. Algunos incluso creen que intentarían hacer de Yemen su octavo emirato. Las bases aéreas y navales de Eritrea, Somalilandia y Puntlandia reflejan su deseo de convertirse en un actor principal en materia de seguridad en la región, además de promover el comercio marítimo entre la Unión Europea y China.

Para sus operaciones terrestres en la guerra, Emiratos Árabes Unidos utilizó inicialmente mercenarios de empresas como Blackwater o la empresa de seguridad privada estadounidense Spear Operations para asesinar a figuras políticas y religiosas vinculadas al partido yemení Al-Islah, la rama local de la Hermandad Musulmana. Tres veteranos de las fuerzas especiales estadounidenses y otros nueve de la Legión Extranjera Francesa fueron contratados por Spear Operations. En relación con estos asesinatos, el 21 de marzo de este año la Alianza Internacional para la Defensa de los Derechos y las Libertades ha presentado una denuncia ante los tribunales de París. En abril del año pasado presentaron una primera denuncia por complicidad en la tortura contra Mohamed Ben Salman, conocido como MBS, príncipe heredero de Arabia saudí, y una segunda contra Mohamed Ben Zayed, conocido como MBZ, príncipe de Abu Dhabi, por «complicidad en crímenes de guerra». Se dice que MBZ tiene grandes ambiciones; no en vano es el mentor de MBS, el principal actor de la participación saudí en Yemen.

La influencia de Emiratos Árabes Unidos ha sido subestimada o eclipsada, mientras que tiene el papel más desestabilizador en el sur de Yemen, que actualmente está bajo su control. Emiratos Árabes Unidos coordinan las milicias locales y el Consejo de Transición del Sur, dirigido por Aidarus Al-Zubaidi, cuyo objetivo es restaurar el antiguo Estado progresista de Yemen del sur que existió entre 1967 y 1990.

Este Consejo de Transición del Sur está compuesto por elementos armados de múltiples denominaciones: separatistas, salafistas, fraternidades musulmanas, socialistas… Los sátrapas de Abu Dhabi también formaron una fuerza armada compuesta por parte de la Guardia Republicana (creada tras el asesinato del ex presidente Abdullah Saleh por los huthíes) y parte de los miembros del partido salafista Al-Islah, compuesto principalmente por la tribu Banu Al-Ahmar Shafi, históricamente cercana a los saudíes. Cabe señalar que Al-Islah (Hermandad Musulmana) está considerada oficialmente como una organización terrorista por Emiratos Árabes Unidos, pero como el movimiento está dividido en varias tendencias, parece que los emiratíes apoyan a algunos, pero no a otros.

Los terroristas moderadamente moderados hacen un buen trabajo para quienes los manejan. Hay más ataques terroristas en el norte del país, particularmente en la Sanaa controlada por los huthíes que en otros lugares, mientras que Al-Qaeda de la Península Arábiga (AQPA) no se encuentra allí. De hecho, sus filiales activas están presentes en el sur del país, en las provincias de Shabwah, Abyan o Hadramaout, controladas por los saudíes. Califato Islámico también está presente en las zonas liberadas donde Emiratos Árabes Unidos mantienen fuerzas y envían emisarios con equipamiento para luchar contra Al-Qaeda, el Califato Islámico y los huthíes. De hecho, los terroristas han forjado alianzas objetivas con las tropas saudíes y emiratíes para luchar contra los no creyentes huthíes (zaiditas pero considerados chiítas). El actual gobierno yemení ni siquiera controla estas zonas liberadas. De hecho, el país está totalmente ocupado por países extranjeros. El actual Presidente Abdrabbo Mansour Hadi ha mencionado incluso la ocupación de Yemen por parte de Emiratos Árabes Unidos. Este gobierno, apoyado por la coalición imperialista-wahabí, tiene escasa legitimidad entre la población.

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