Gracias al ‘virus chino’ el choque de civilizaciones tiene cuerda para rato

Imagen de una travesía de Wuhan
En el futuro y mientras dure la dominación ideológica imperialista, el mensaje agobiante será que China difundió un virus por todo el mundo y que, en consecuencia, China es responsable del paro y la crisis económica.

Es una tonteoría muy simple, mucho menos elaborada que la islamofobia, propagada por la CIA y el MI6 y distribuida luego a ciertos equipos de descerebrados, como el Instituto Gatestone, que ha comparado a China con el yihadismo sin ningún miedo al ridículo. Dice que la pandemia de coronavirus está siendo “otro 11 de setiembre para occidente” (1).

En Gran Bretaña la Henry Jackson Society siempre ha destacado por sus constantes ataques al islam y a los países árabes. Uno de sus estúpidos directores es Matthew Henderson, que está difundiendo vídeos antichinos en asociación con el periódico The Sun. El primero de ellos plantea la pregunta: “¿La epidemia de coronavirus es el Chernobil en China?” (2).

The Sun es el periódico británico que en 2003 más se esforzó por propagar el bulo de las armas de destrucción masiva. Ahora se dedica a publicar informes afirmando que el coronavirus ha sido creado deliberadamente por China para demostrar al mundo que su sistema sanitario es más eficaz que el de Estados Unidos en la contención de las enfermedades mortales (3).

Como hemos explicado, el origen de ambas teorías conspiranoicas no está en The Sun sino en el espionaje. El Primer Ministro británico en funciones por la ausencia de Boris Johnson, Dominic Raab, dice que después del coronavirus, “no hay dudas” de que las relaciones con China no volverán a ser las mismas que antes (4).

La editorialista del Times, modelo a seguir de prensa seria y rigurosa, Melanie Phillips, que ya destacó por flagelar el “islam radical”, escribió recientemente una columna para advertir que occidente ya no puede hacer “la vista gorda” con China (5).

El problema del imperialismo es que Xi Jing-ping no es Saddam Hussein. La Revolución de 1949 mantuvo unida a China, mientras los musulmanes (e incluso los árabes) están divididos en una constelación de Estados divididos y enfrentados porque los propios imperialistas así los diseñaron hace un siglo.

El gigante asiático es caza mayor y no pueden meter a sus ejércitos para instalar bases militares permanentemente. Apenas pueden poner sus cañoneras en el Estrecho de Taiwan y el Mar de China Meridional.

Por su parte, el gobierno de Pekín no necesita recurrir a ninguna explicación alternativa. Todo lo contrario: compite con las grandes potencias occidentales y les demuestra que es capaz de ganarles en su propio terreno. Hacen lo mismo y lo hacen mejor. Les pagan con la misma moneda: se meten a la OMS en el bolsillo y alimentan la misma teoría de la conspiración: el coronavirus es un arma de destrucción masiva creada en los laboratorios de guerra biológica del Pentágono y difundido deliberadamente en Wuhan.

A diferencia de la conspiración china, la estadounidense tiene una falla estúpida que explota la ignorancia ajena, como suelen hacer los espías que dosifican la información y la desinformación: ni el coronavirus ni la pandemia pudieron sorprender a (casi) ningún gobierno del mundo porque era algo previsto e incluso ensayado de antemano.

Los que se escudan en la “sorpresa” y la “improvisación” para justificar el desastre sanitario y administrativo, o bien mienten, o bien no saben de lo que hablan. El caos formaba parte del plan, lo mismo que la histeria. Pero para eso hay que tener en cuenta que la sanidad es una industria que en España, por ejemplo, ocupa casi dos millones de trabajadores y que la política económica va a empezar a cambiar, en ese sector y en todos los demás.

Una parte de ese cambio concierne a China, frente a la cual las sanciones económicas no han sido suficientes. Si la OMS sigue en los bolsillos de China, dentro de poco las críticas a la OMS dejarán de ser conspiranoia y se convertirán en moneda corriente dentro de la prensa seria y rigurosa. Recientemente el doctor John Hemmings publicaba un artículo en The Telegraph destacando el aumento de la influencia “maligna” de China y apoyando que Trump retirara la subvención del organismo internacional.

El doctor Hemmings no es sólo un mequetrefe de bata blanca que ha pasado de la clínica a la política sino otro miembro de la Henry Jackson Society, que articula las explicaciones ideológicas con las que el imperialismo comete sus crímenes.

El domingo un informe de dicha Sociedad sirvió de base para un artículo del Daily Mail (6) en el que proponía lo que ya se está haciendo en Estados Unidos: llevar a China a los tribunales internacionales para buscar una compensación de 351.000 millones de libras por los estragos de la pandemia.

Los pleitos dan mucho juego y estiran la intoxicación durante años: pruebas, víctimas, declaraciones… ¿Estamos preparados para soportarlo?
(1) https://www.gatestoneinstitute.org/15915/coronavirus-west-911-moment
(2) https://www.youtube.com/watch?time_continue=2&v=bi8L3Jvt2w0
(3) https://www.thesun.co.uk/news/11407987/coronavirus-developed-wuhan-lab-china-greater-us-disease/
(4) https://news.sky.com/story/coronavirus-no-more-business-as-usual-with-china-after-covid-19-crisis-warns-dominic-raab-11974398
(5) https://www.thetimes.co.uk/article/west-can-no-longer-turn-a-blind-eye-to-china-ss6t0zp9d
(6) https://www.dailymail.co.uk/news/article-8188185/Britain-pursue-Beijing-courts-coronavirus-compensation-study-claims.html

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