Un rollizo y abotargado Felipe González, expresidente de lo más venal y nefasto de la historia de España desde el felón rey borbón Fernando VII, dice que tan «constitucional es el régimen de las autonomías como la aplicación del art.155», o, en otras palabras, «la Constitución española es tan fascista que permite estas cosas que no digo, pero pienso», verdadero contenido latente, que no manifiesto, freudiano. Ni se le inmuta un músculo de la cara a este réprobo y amoral impostor.
Habrá quien se pregunte qué cómo es posible tanta degeneración en un personaje de este jaez, pero es que ya lo era desde el principio de su «carrera política», lo que algunos llamábamos «socialfascistas», esto es, «sociatas de boquilla y fachas de hecho». Sus posturas actuales -luego diremos dos palabras sobre otra patulea degradada hasta extremos psicoanalíticos- son su verdadero rostro que antes ocultaban para mentir y maniobrar mejor pero, eso sí, por «responsabilidades del cargo». Ahora que están jubilados y han robado a manta, se sienten impunes para decir las mayores burradas con total cinismo, ahora enseñan su auténtico rostro purulento y viscoso. Son esos que se llama «la vieja guardia» del PsoE a los que pasean por las televisiones privadas y las del «tea party» como la eclesiástica 13Tv donde aparecen como tertulianos prototipos socialfascistas como Joaquín Leguina -una lengua viperina donde las haya-, José Luis Corcuera, un dipsómano con ínfulas ridículas ciceronianas, Francisco Vázquez, excalde de La Coruña/A Coruña y exembajador en el Vaticano, católico, chupacirios y tragaostias, pelota rastrero, Eligio Fernández, «El Pollo del Pinar» (practicó lucha libre canaria), Celia Villalobos, experta en jugar al candy crush mientras preside el Congreso lo que da idea de lo serio que se toma su «trabajo» y, últimamente, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, un tipo encantado de haberse conocido. Los primeras espadas, los González, Guerra y alguno más, quedan para los canales «serios», La Cuatro, La Sexta, TVE, etc. Dan ganas de preguntarse, pero ¿en estas sucias manos estuvimos?, pero no lo haremos porque en este blog no hacemos aspavientos ni nos pilla de nuevas las andanzas de estos socialfascistas traidores a la clase obrera y demás trabajadores.
Lo que ni siquiera el flemático Rajoy está dispuesto, eso dice, a aplicar (el art. 155), lo reclaman estos politicastros de tres al cuarto. Y todavía pasan o, mejor dicho, les pintan como «hombres de Estado», con «altas responsabilidades» en «momentos difíciles» para la «democracia» española. Jamás se ha mentido tanto. Me recuerdan a cuando de alguien se dice, recién fallecido, que fue un «gran profesional» (como al muerto hace dos días Joaquín Navarro Valls, portavoz del Opus Dei del Vaticano, en concreto de los dos papas más reaccionarios y anticomunistas primarios como el polaco Wojtyla y el nazi alemán Ratzinger) se quiere decir que «es bueno mintiendo como un bellaco» (muy profesional) o, si de un periodista se tratara, que sabe poner su pluma al servicio de la ideología del periódico o medio que le paga, que eso es ser «un profesional». Lo contrario es cosa de «amateurs», de aficionados ingenuos.
Y de fondo el gran problema que tiene la oligarquía española y sus gobiernos títeres: si Catalunya se va, se «desanexiona», algo que les importa tres cojones, si bien se mira, España, su querida España, se va a tomar por el bul, lo que ya les importa más, pues se trata de las cosas de comer. ¿Cómo resolver este entuerto? No lo pueden resolver democráticamente (dando vía libre al referéndum catalán, vasco, etc.) por su carácter fascista. El «problema catalán», como antes el «problema vasco», se les antoja irresoluble presidido por su absoluta incapacidad política. ¿Qué les queda entonces? Pues lo que están haciendo: insultar, amedrentar (ahora a los funcionarios de allí), dividir a la sociedad catalana, poner todas las baterías enfiladas a Barcelona que, como dijera el general Espartero (un liberal, por cierto) a mediados del siglo XIX, «hay que que bombardear cada cierto tiempo», algo que harían, si pudieran, estos mala bestias. Mejor un «civilizado» art. 155. O, si no, el Tribunal Constitucional y, si tampoco, algo inventaremos con tal de joder a tanto sedicioso antiespañol. ¿Los tanques por la Diagonal, como el Día de la Victoria? Veremos qué dice Merkel…
Buenas tardes.