Se ríe la caverna mediática de los “desbandados” poco menos que reprochándoles su “cobardía” -como si una actitud contraria de valentía les hubiera provocado respeto a este baboserío fascista-, mientras sacan pecho de matón y gorila ufanándose de la fuerza bruta mediante aquello propio de chulos de “¿se pensaban que les iba a salir gratis la DUI?”
Ya intuíamos que la resistencia de la burguesía y pequeña burguesía catalana tenía su recorrido y sus límites (también confesamos que no creíamos que llegaran tan lejos en sus pretensiones, lo cual celebramos), y que la estancia en la cárcel no está pensada para ellos, para su clase, para su aguante, pero eso no nubla la verdadera causa de los acontecimientos últimos: la represión fascista del Estado español. Si no vemos esto, nos enredaremos sólo en las consecuencias y resultados de todo un movimiento democrático que llevó adelante un “procès” truncado, de momento, por la violencia del Estado fascista, porque, lo siento, no tiene otro nombre. Como diría, un castizo, pasa lo que pasa porque alguien ha querido que pase así y no de otro modo. El fascismo estatal, vengativo hasta la médula, les está haciendo pagar cara su osadía de respirar vientos libres y alisios frescos aunque por escaso tiempo, y lo mismo les encarcelan que les fuerzan al exilio que citan a declarar por “agravios” y humillaciones a la Benemérita que por dineros “desviados” a no se sabe qué, etc. Es el os vais a enterar de lo que vale un peine, catalanes de mierda: política de gran garrote.
A mí estas “abjuraciones”, estas “desbandadas” -a la fuerza ahorcan, que diría el otro-, en lugar de criticarlas, y sólo eso, sin ver la luna que se quiere tapar con un dedo, me recuerdan el juicio en Roma a Galileo y sus heliocentrismos copernicanos juzgados heresiarcas por el Santo Oficio e ir contra las (Sagradas) Escrituras. Jamás diría que Galileo fue un “cobarde” -y menos un consecuente Giordano Bruno quemado en la hoguera- por abjurar de su teoría, sino que apuntaría con mi dedo acusador al verdadero culpable, la Iglesia, en este caso.
Con los diputados y president del Govern catalán ocurre lo mismo o parecido, es decir, no se puede confundir una determinada conducta con quien fuerza esa conducta aplicando la coacción para torcer el natural curso de las cosas y la Historia alegando una “legalidad” que les viene, ya puestos, de su victoria en la guerra civil, esto es, la mayor de las ilegalidades (contra la legalidad y legitimidad republicana).
Se imagina uno a los jueces y magistrados españoles, con sus jetas antiguas (como la del recién occiso Fiscal Maza), y parece estar viendo a inquisidores con hábito y caperuza en lóbregas mazmorras enseñando los instrumentos de tortura a los infelices “herejes” que han caído en sus garras. Hoy todo es más “moderno”, menos la esencia de las cosas. No hay nada en este puto país que no se haya conseguido si no es por medio de la violencia revolucionaria, y cuando se ha conseguido algo por medios “pacíficos” ha sido siempre “a pesar de” lo más reaccionario y carpetovetónico de sus fuerzas mal llamada “vivas” que defienden el espíritu de los muertos… por la sagrada unidad de la Patria, por supuesto.
Buenos días.