La Ruta de la Seda es un gigantesco proyecto estratégico que encaja con el plan eurasiático de Rusia para poner a Asia central como contrapeso frente a la estrategia de Obama de llevar el centro del mundo al Pacífico.
El fondo económico previsto por China para el proyecto faraónico es la inversión más cuantiosa de la historia del capitalismo mundial, sólo comparable con el Plan Marshall de 1945 para reconstruir a la Europa devastada por la posguerra. Está dotado con 40.000 millones de dólares, que se complementan con inversiones en Asia Central por más de 50.000 millones de dólares.
En Madrid participaron 300 invitados de más de 30 países e instituciones internacionales. El objetivo es reunir a equipos de expertos de los países que participan en el proyecto. El acto estaba patrocinado por el DRC, la embajada china en España y el Centro de Relaciones Internacionales y Desarrollo Sostenible (CRISD), cuyo presidente es el antiguo ministro de Asuntos Exteriores de Zapatero, Miguel Ángel Moratinos.
Moratinos habló sobre la Ruta de la Seda como un modelo de relaciones internacionales que pueden fortalecer las relaciones entre Occidente y Oriente. La confianza y sinergia que resulta de esto, puede unir a países y culturas distintas que entiendan que existe un espacio abierto para la cooperación y mejorar la situación económica global.
Li Wei describió a la Ruta de la Seda como «la herramienta para escapar de las contradicciones estructurales y encaminarnos a la siguiente fase de prosperidad en la economía mundial» porque es a través de la cooperación entre países, como los países pueden resolver sus propias contradicciones estructurales internas.
La Ruta de la Seda interesa mucho al gobierno de Rajoy. Hace unas semanas se organizó un foro internacional en Valencia de «Ciudades en la Ruta de la Seda», que continuará en junio del año que viene.
El 20 de octubre el gobierno organizó otro seminario en Madrid sobre «La logística de exportar a China» en donde habló el Secretario de Comercio de España Jaime García Legaz, junto con el agregado comercial de China.
García Legaz dijo que «todavía está por verse» lo mejor de las relaciones chino-españolas.