Francia ha iniciado la construcción del mayor submarino jamás diseñado en su territorio. El proyecto, apoyado por el grupo Naval y simbolizado el 20 de marzo por el corte de la primera chapa en Cherburgo, tiene como objetivo convertir al país galo en un arsenal militar.
Los submarinos con misiles balísticos nucleares de tercera generación (3G SSBN), cuya puesta en funcionamiento está prevista para 2035, constituyen un pilar central de la estrategia francesa de rearme.
Al mismo tiempo, el Ministerio de Defensa está intensificando sus esfuerzos para aumentar el ritmo de producción de armas. El ministro del ramo, Sebastien Lecornu, destacó recientemente la necesidad de acumular reservas de municiones.
La velocidad de producción y la capacidad de reacción son cruciales en el rearme moderno. El ministro ha pedido abiertamente al fabricante europeo de misiles MBDA que acelere las entregas, lo que ilustra la urgencia con la que el gobierno de Paris desea reforzar sus reservas militares.
La ley marcial otorga al Ministerio amplios poderes, incluida la priorización de contratos y la posibilidad de realizar requisas. El objetivo es garantizar una producción rápida y eficiente de sistemas de misiles, en particular del Aster.
La Dirección General de Armamento se ha convertido en el núcleo fundamental del Ministerio y presiona para que MBDA aumente sus suministros de componentes esenciales. Lo consideran crucial para garantizar una producción ininterrumpida de municiones y capacidad de respuesta ante cualquier aventura militar.
El ministro ha destacado la importancia de la competitividad de la industria de defensa francesa, en particular en términos de plazos de entrega, para mantener su posición en el mercado internacional de armamento. La pérdida de contratos en los países de Europa oriental fue una llamada de atención, destacando la necesidad de actuar no sólo tecnológica y diplomáticamente, sino también en términos de velocidad de suministro.
Francia abre un camino en Europa de respuesta a la crisis económica con la militarización. El programa SNLE 3G, combinado con la aceleración de la producción de armas, demuestra que tiene un plan estratégico para evitar la recesión y el desempleo.
Hay varias dudas sobre el programa de rearme de Francia. La primera es dónde tienen las fuentes de financiación. La segunda es que para mantener sus fábricas dre armas en funcionamiento, Francia depende de la energía nuclear, que a su vez depende del uranio… y de Rusia. Por eso las importaciones francesas de uranio se han triplicado con respecto a 2021. A pesar de las sanciones.
Francia es el mayor consumidor de uranio en el mundo, con 8.700 toneladas métricas. A su vez los reactores franceses venden una parte de la energía que producen a Alemania, que es como la cuadratura del círculo: la voladura del Nord Stream impide la llegada del gas ruso, que se ha sustituido por el uranio, que también es ruso.