Creada por decreto en octubre de 2016, en medio del estado de emergencia, la base de datos de títulos electrónicos seguros (TES) hizo realidad un proyecto de informatización de los datos biométricos de toda la población francesa. Es la fusión del pasaporte y del documento de identidad, y también podría contener los datos bancarios y sanitarios, así como una moneda digital.
El registro biométrico se suma a la vigilancia masiva mediante cámaras que se instalarán en los municipios y cuya dotación supondrá 100 millones de euros para el año que viene. Este registro generalizado permite la identificación de cada individuo en un punto y a una hora determinada.
La identidad digital llegó una semana después de la elección de Macron en 2022. El decreto aprobado autoriza la creación de un medio de identificación electrónica denominado “Servicio de Garantía de Identidad Digital” (SGIN) y deroga otro anterior de 2019 que autorizaba un medio de identificación electrónica llamado “Autenticación certificada en línea en dispositivos móviles”.
Este dispositivo es el punto de partida de la “Smart City Tecnopolice”, una ciudad conectada que vigila las 24 horas del día con desvíos de seguridad debido a la multiplicación de sensores, cámaras y terminales.
Todas estas técnicas se probaron de forma irregular con reconocimiento facial en Niza, ciudad piloto de las futuras ciudades inteligentes. Hoy la vigilancia generalizada se extiende a 3.460 municipios franceses.
El gobierno ha publicado las subvenciones para títulos seguros (DTS) pagadas a los 3.460 municipios equipados con un dispositivo de recogida de huellas dactilares. La subvención oscila, según el municipio, entre nueve mil y tres millones de euros.
La subvención se concede a todos los municipios equipados con un DR (dispositivo de recogida de huellas dactilares) instalado el 1 de enero de este año. Su importe total es de 100 millones de euros. Es un incentivo financiero para los municipios que ofrezcan la certificación de la identidad digital.