La guerra económica sigue su curso sin demasiado ruido y, por lo tanto, fuera de los focos mediáticos. En Francia acaba de estallar el caso Ommic por espionaje económico en el sector de los semiconductores.
Lleva el nombre de una empresa especializada en microprocesadores y en el centro está el nitruro de galio, un material crucial para mejorar la potencia de los semiconductores y el tamaño de las baterías eléctricas.
Desde el año pasado hay cinco acusados en total, dos franceses y tres chinos. La fiscalía antiterrorista se encarga del caso porque califica el asunto como si los detenidos se dedicaran al tráfico de armas. El principal acusado es Ruodan Zhang, el empresario chino propietario de Ommic.
Junto con su director, fue detenido el pasado fin de semana y acusado oficialmente de “asociación criminal”, entre otros delitos. Según el contraespionaje francés, transmitía información tecnológica a China, supuestamente destinada a la industria militar.
El caso comenzó en 2018 cuando Ruodan Zhang compró el 94 por cien de las acciones de Omnic. El empresario chino está vinculado a la industria de defensa de su país. Es director de la empresa china Yifeng Electronics y tiene participaciones importantes en varias empresas francesas estratégicas, entre ellas MC2.
El contraespionaje sospecha que aprovechó su posición para exportar semiconductores a China a precios reducidos, eludiendo las restricciones que afectan a las exportaciones de equipos estratégicos. Los chips llegaron hasta Rusia, para equipar componentes militares.
La fabricación de semiconductores a base de nitruro de galio permite obtener chips particularmente eficaces que interesan a las telecomunicaciones para los transmisores 5G, pero también a las agencias espaciales para las comunicaciones por satélite y, en particular, al ejército, que los utiliza para equipar tanques, aviones de combate, radares y misiles.
La tecnología de los semiconductores es crucial tanto en aplicaciones civiles como militares y el caso Omnic pone de relieve que las empresas tecnológicas no son más que apéndices de sus ejércitos respectivos.
Aunque la terminal es francesa, el caso Omnic procede de Estados Unidos, que trata de salvaguardar su hegemonía industrial en materia de semiconductores e intensificar la guerra comercial contra China.
En febrero Francia despojó a Ruodan Zhang de su empresa, asumió su administración temporalmente y luego se la entregó a Macom, una empresa estadounidense de semiconductores. Según su nuevo propietario, las instalaciones están destinadas a convertirse en la base del nuevo centro europeo de semiconductores. El centro permitirá a Macom ofrecer circuitos integrados de microondas monolíticos (MMIC) basados en arseniuro de galio y nitruro de galio.
Las represalias chinas: 700 mercancías en la lista negra
En fin, la guerra de semiconductores de Estados Unidos contra China sigue su curso y se traslada a suelo europeo. Por su parte, China no ha esperado a la llegada de Trump a la Casa Blanca y ha prohibido las exportaciones a Estados Unidos de artículos relacionados con materias primas estratégicas, como el galio, el germanio y el antimonio.
La retórica es siempre la misma: dichos materiales tienen potenciales aplicaciones militares, dijo el Ministerio de Comercio en Pekín, a lo que se añade que Estados Unidos vende armas a Taiwán.
La nueva lista de control de exportaciones comprende 700 artículos de doble uso, incluidos metales críticos y piezas electrónicas, y afectará a las industrias de defensa y chips de Estados Unidos. “La aprobacion de la lista de control de exportaciones es un ataque preciso al corazón de la industria militar estadounidense”, escribió un columnista militar con sede en Jiangsu en un artículo publicado la semana pasada. “Esto no es un embargo cualquiera, sino un bloqueo total destinado a cortar por completo la cadena de suministro china de la que depende Estados Unidos”.
La lista cubre una amplia gama de mercancías, incluidos ordenadoras, dispositivos electrónicos, productos químicos, sensores, láseres y sistemas de navegación aérea. Si el gobierno de Pekín utiliza la lista para librar una guerra tecnológica, Estados Unidos no podrá encontrar mercancías alternativas en otros países porque “China ocupa una posición decisiva en la cadena de suministro de materiales clave como las tierras raras, y Estados Unidos no puede eludirla”.
Como suele ocurrir con las prohibiciones, ha aparecido el contrabando. A principios de este año un chino llamado Du fue detenido por llevar una botella de polvo de galio cuando abandonaba el país. El caso fue una advertencia para aquellos que quieren ganar dinero exportando ilegalmente las materias primas estratégicas de China.
Lagunas en el control de las exportaciones
En agosto del año pasado, China impuso restricciones a la exportación de galio y germanio. El galio se utiliza en semiconductores compuestos, que a menudo se utilizan para mejorar la velocidad de transmisión y la eficacia en los radares. El germanio se utiliza en gafas de visión nocturna y en células solares que alimentan muchos satélites.
En diciembre del año pasado China impuso controles a las exportaciones de grafito, una materia prima clave para fabricar baterías de vehículos eléctricos. En septiembre de este año, el país comenzó a restringir la exportación de antimonio, que puede usarse en equipos militares como misiles infrarrojos, armas nucleares y gafas de visión nocturna, así como como endurecedor para balas y tanques.
Los datos de las aduanas estadounidenses muestran que la participación de China en las importaciones totales de estos productos básicos no ha cambiado mucho desde que China impuso controles a las exportaciones de galio, germanio y grafito. El gobierno de Pekín exige que los exportadores presenten documentos que incluyan acuerdos de exportación, descripciones y certificaciones de los consumidores finales y el uso final previsto, e información sobre la empresa importadora, pero todos estos requisitos sólo aumentarán el trabajo burocrático y en realidad no reducirán las exportaciones.
Además, es posible que China realmente no quiera privar a las cadenas de suministro estadounidenses de minerales críticos, porque eso empujará a Estados Unidos a buscar sus materias primas en otros lugares.
El contrabando de fentanilo
Pekín quiere utilizar sus minerales críticos como moneda de cambio en posibles negociaciones comerciales, mientras Trump, quiere que China deje de enviar precursores de fentanilo a México y Estados Unidos. El 25 de noviembre dijo que firmaría un decreto que impondría aranceles del 25 por cien a todos los productos de México y Canadá para obligarlos a tomar medidas enérgicas contra la emigración y el contrabando de drogas hacia Estados Unidos.
Lo mismo que en otros momentos de la historia, Estados Unidos no es capaz de imponer sus propias prohibiciones comerciales y quiere que otros países lo hagan en su lugar. Trump dijo que impondría un 10 por cien adicional a los productos importados de China, más allá de cualquier arancel adicional, hasta que Pekín ponga fin al contrabando de fentanilo.
Aunque algunos subestiman el impacto negativo de estos aranceles, podría ser el comienzo de una guerra comercial al por mayor.
“La idea de que China permita conscientemente que precursores de fentanilo entren en Estados Unidos va en contra de los hechos y la realidad”, dijo un portavoz de la embajada china en Washington.
En agosto de este año China añadió varios precursores de fentanilo, incluidos 4-AP, 1-bloc-4_AP y norfentanilo, a su lista de precursores químicos controlados y comenzó a exigir a los exportadores que obtuvieran una licencia.
En octubre el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a ocho empresas químicas con sede en China y ocho trabajadores de distribuir opioides sintéticos y precursores de fentanilo.