El plan supone el despido de unos 20.000 trabajadores. El grueso de los despidos se producirían fuera de Estados Unidos, país en el que, sin contar el personal de oficina, Ford emplea a unos 57.000 trabajadores.
La filtración a los medios de los planes para reducir fuerza de trabajo se produce pocos días después de que el presidente de la multinacional, Mark Fields, se enfrentase a las críticas de miembros del consejo de administración y accionistas de la empresa por la gestión de la crisis.
El monopolio ha advertido de que este año la rentabilidad de la compañía será inferior a la del año pasado por el aumento de las inversiones en vehículos autónomos y eléctricos, así como en la diversificación a servicios en movilidad.
A pesar de que el año pasado Ford tuvo su segundo ejercicio de más beneficios, con 10.400 millones de dólares antes de impuestos, en el primer trimestre de este año las ganancias se redujeron un 35 por ciento.
Los accionistas culpan a Fields del pobre rendimiento de los títulos de la empresa desde que se hizo con la dirección del grupo. Las acciones han perdido un 36 por ciento de su valor, a pesar de los beneficios récord del fabricante.
Ayer las acciones de Ford volvieron a caer un 0,14 por ciento en la bolsa de Nueva York.