Europa no quiere la paz

Al menos de manera retórica, la Unión Europea siempre se caracterizó por sus declaraciones en favor de la paz. De hecho, siempre escuchamos que la Unión Europea se había creado precisamente para evitar la guerra en Europa, un Continente dividido por viejas rivalidades a las que había que poner fin.

Ahora las cosas son distintas. En Estrasburgo la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha dejado bien claros los derroteros por los que marcha la política de Bruselas: “No debemos buscar el apaciguamiento”.

En otro discurso pronunciado el jueves en la Universidad de Princeton ha repetido: “Sé que algunos piden el fin de los combates, pero tengo que decir que la realidad es esta: si Rusia deja de luchar, la guerra se acaba, si Ucrania deja de luchar, no habrá más Ucrania”.

“Hay mucho en juego, no sólo para Ucrania, sino para Europa, para la comunidad internacional y para el orden mundial”, añadió.

Habría que leer esas declaraciones un par de veces o tres porque, en efecto, hay quien cree que el escenario de estala guerra es Ucrania y Von der Layen les vuelve a recordar que no es así. En Ucrania hay una guerra mundial que nunca ha necesitado ninguna escalada bélica para mostrar lo que está “en juego”.

Por lo demás, las consecuencias de la guerra no serán sólo la derrota total de Ucrania, ya que este choque no es sólo militar. La guerra es una de las manifestciones más obvias de la fragmentación del mundo y de la vuelta a los bloques, rompiendo una ilusión creada hace hace 30 años por la caída del muro de Berlín. Hoy los muros están por todas partes.

Una de las consecuencias de la fragmentación del mundo son las sanciones impuestas a Rusia. En una entrevista con la CNN, Von der Leyen pidió más sanciones con el pretexto del discurso previo de Putin, en el que las grandes potencias occidentales han querido ver una “escalada militar”.

En Ucrania no va a haber ninguna escalada militar, ni mucho menos nuclear. No hace falta. La escalada es la propia Guerra de Ucrania.

Ahora bien, no podemos descuidar una cuestión: si Von der Layen ha necesitado asentar con claridad que la política de la Comisión Europea es la guerra, es poque se está gestando un movimiento en favor de la paz en el interior mismo de Europa que, por cierto, irá indisolublemente ligado a la lucha contra la crisis capitalista y sus secuelas: paro, carestía y racionamiento.

Loe veremos.

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