El documental sigue la historia del euro desde 1996 con las primeras y tensas reuniones entre Helmut Kohl y Jacques Chirac. Desde un principio se supo que el euro debía ser para un grupo seleccionado de países y que por ningún motivo podrían formar parte de la moneda única países como Grecia, Portugal, Bélgica, España o Italia. Así se lo hicieron ver a Helmut Kohl Holanda y Austria. Pero Alemania quería tener a su lado a Francia, para borrar los horrores de la guerra, y Francia quería tener a su lado a Italia. Las trampas y apuestas por quien formaría parte de la moneda única son recreadas en esta conversación que sostienen en Verona, en la primavera de 1996, Theo Waigel, ministro de finanzas de Alemania y su homólogo griego Yannos Papantoniou:
– ¿Cómo se supone que usará este billete un ciudadano o campesino griego que no sabe latín? –pregunta Papantoniou- ¿mirando los números? ¿Estarán en griego? A lo que Waigel responde:
– Grecia no está en el euro ahora y nunca lo estará. ¿Crees que Grecia podría estar en la zonaeuro alguna vez?
– Claro que sí –replicó Papantoniou- ¿apostamos algo?
Grecia quería entrar en el euro y a Alemania le interesaba que la moneda que reemplazaría al Deutsche Mark se adoptara en la mayor cantidad de países. El euro prometía un sueño de prosperidad y todos querían ser parte del club. Para los políticos de España, Portugal o Irlanda quedar fuera de la moneda única era un rotundo fracaso ante sus ciudadanos. Todos querían ser parte de la eurozona para parecerse a Alemania, aunque los enormes desequilibrios eran conocidos por todo el mundo: en pleno 1997 el Estado griego carecía de sistemas informáticos y llevaba sus estadísticas “a mano”.
Las decisiones que se tomaron en las primeras etapas de la eurozona son presentadas en este documental desde la perspectiva de los personajes directamente involucrados: Wolfgang Schäuble, Theo Waigel, Yannis Stournaras, Hans Eichel, Jean-Claude Juncker. Por eso el trabajo de Michael Wech es una crónica fascinante de los acontecimientos que ocurrieron y que han llevado a Europa a la crisis actual. Wech reconstruye las trampas de los políticos, y cómo mintieron y se engañaron unos a otros, incluyendo al primer ministro alemán Gerhard Schröder, quien mintió sobre el déficit para no sufrir una derrota en las elecciones y ser reelecto por un segundo mandato.
El euro ha arrastrado a Europa a una trampa. Todos mintieron, engañaron y perdieron por la moneda única. Una vez más sólo ganó el capital financiero. Por maquillar las cuentas griegas, esconder el gasto militar y trasladar gastos al futuro, Goldman Sachs se embolsó 500 millones de dólares. Es la fría transformación del mundo en interés del gran capital.
Fiscalizar todo previamente a la aceptación de las cuentas en general, era lo indicado y sin duda hubiera sido posible. Si no se hizo es porque por el procedimiento de la corrupción se llevan todo lo público y a ello iban. No se muerden entre ellos sino que se llenan bien el plato y se lo reparten y se confieren entre sí la impunidad para todo tipo de atropellos.