El general James Mattis |
A los europeos no les importó cuando marcharon, pero sí les importa que regresen.
Lo que ni Laborde ni ningún otro admite en las cancillerías europeas es que con tanto yihadista que hemos exportado a Siria, debemos dejar de hablar de guerra “civil” en Siria. Empieza a quedar claro que en dicha guerra casi todos los sirios están en un único bando: el que encabeza el gobierno de Damasco.
Según Laborde, en el último año el número de yihadistas retornados desde Siria ha aumentado un tercio. Informes oficiales de la ONU indican que de los 30.000 combatientes del Califato Islámico, casi la mitad han tomado el camino de vuelta a casa, porque “la casa” del yihadismo no es otra que Europa. En otras palabras: en Europa los yihadistas están como en su casa.
Portavoces de Estados Unidos han reconocido que no quieren que los yihadistas regresen. Hace unos días, el jefe del Pentágono, el general Mattis, ha hablado de que Trump le ha ordenado el inicio de una “campaña de exterminio” contra los yihadistas, pero sólo contra los que sean “extranjeros”, cuando en Irak y Siria son extranjeros (casi) todos ellos.
“Los combatientes extranjeros son una amenaza estratégica si regresan a Túnez, Kuala Lumpur, París, Detroit o cualquier otro lugar”, ha dicho Mattis.
Eso puede tener varios significados. Algunos dicen que van a cercar las posiciones de los yihadistas para impedirles cualquier posibilidad de fuga. Pero lo cierto es que sobre el terreno no hay ningún cerco. Lo que las últimas campañas militares ponen de manifiesto es una aceleración de las operaciones de las tropas estadounidenses, a las que se las ve con bastante prisa.
Para incrementar la rapidez de respuesta, el Pentágono ha ampliado las facultades de los jefes militares que están sobre el terreno, que no necesitan evacuar consultas para tomar determinadas decisiones.
En Tabqa también han intensificado los bombardeos sobre las columnas yihadistas que abandonan sus posiciones o se desplazan.
Pero es difícil no imaginar que el exterminio de los yihadistas también tiene por objeto silenciarles, que no se sepa quién, cómo, dónde y cuándo fueron reclutados y conducidos a Siria.
El hecho de que sólo se persiga el exterminio de los “extranjeros” precisamente puede significar que a los demás los necesitan sobre el terreno y que los imperialistas no van a dejar de hostigar al gobierno de Damasco a corto plazo. Es posible que pretendan reconvertir la guerra actual en una ofensiva terrorista en la retaguardia, sin frentes delimitados.
Da la impresión de que el estado islámico ya ha cumplido su papel dentro de la geoestrategia del estado burgués norteamericano:
1-debilitar al gobierno de Bassar Al-Assad y hacer gastar recursos a los gobiernos ruso e iraní. Hay un antecedente histórico: los alemanes enviaron revolucionarios a Rusia, creyendo que no triunfarían, sino que a lo sumo crearían unas revueltas internas que debilitarían al enemigo durante su sofocamiento.
2-convertir a Irak en un consumidor crónico de material militar obsoleto estadounidense, vendido a precios de robo: un buen ejemplo son los F-16, que sustituyen el material destruido por los propios americanos durante la invasión.
3-crear una guerra civil entre árabes, para facilitar su dominación. De esta manera, Estados Unidos abarata los costes de su intervención. Un buen ejemplo sería el del aeropuerto de Tabqa, tomado a sangre y fuego por el estado islámico derrochando gente y recursos autóctonos; al final han tomado ellos muy fácilmente el mismo aeropuerto mediante la fuerza a través de la cual actúan allí, que son los kurdos, y posteriormente servirá como moneda de cambio en una futura negociación con el gobierno sirio respecto al establecimiento de un futuro gobierno títere kurdo en el norte
en definitiva el estado islámico ha sido la mosca cojonera que ha ahorrado recursos, esquilmando los propios del país
Estados Unidos ya no es la potencia industrial de los años 60, que podía realizar intervenciones directas a un precio desorbitado