Es la primera vez que los imperialistas van tener una presencia directa en el territorio de Siria, ya que hasta ahora intervenían sólo por aire o a través de sus delegados de lo que llaman “oposición moderada”.
En cualquier caso, Estados Unidos seguirá actuando sin permiso del gobierno del país, infringiendo la Carta de la ONU. La intervención terrestre directa supone un nuevo viraje en la confusa estrategia del imperialismo en Siria.
Queda comprobar si realmente las tropas imperialistas ayudarán a los que luchan contra los yihadistas o a los que luchan contra el gobierno.
En su rueda de prensa el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo que van a enviar menos de 50 soldados de élite, pero el Pentágono ha anunciado que la cifra puede aumentar si el despliegue tiene éxito. En Irak, los imperialistas cuentan con unos 3.500 militares que asesoran
a las fuerzas locales, una cifra que ha ido creciendo con el tiempo.
En Siria la función de las fuerzas especiales será “entrenar, asesorar y asistir” a las unidades de la “oposición moderada”. El objetivo anunciado es lanzar una ofensiva contra Raqqa, el bastión del Califato Islámico en Siria.
Al igual que en Irak, en Siria los militares no tendrán en principio funciones de combate, como ha repetido Obama desde el inicio, hace más de un año, de su campaña aérea contra el Califato Islámico en Irak y Siria.
Pero su mero despliegue abre la puerta a que tengan que responder a fuego enemigo, como sucedió la semana pasada en Irak cuando un soldado estadounidense murió en una operación para liberar una prisión de los yihadistas.
El despliegue militar supone un cambio en la estrategia del Pentágono de apoyo a la “oposición moderada” siria. Al no poder reclutar tropa, el Departamento de Defensa anunció hace tres semanas que suspendía su programa para entrenar y armar a su propia fuerza insurgente contra el gobierno de Damasco. El nuevo enfoque consiste en solo seleccionar, entrenar y armar a los comandantes de unidades opositoras ya existentes. Esas unidades recibirán ahora la ayuda de los asesores.
No es la primera vez que fuerzas especiales estadounidenses entran en Siria. El pasado mayo mayo mataron a Abu Sayyaf, un alto mando del Califato Islámico, durante una breve operación terrestre en el este del país.
En el verano del año pasado un comando trató de liberar sin éxito a James Foley, un rehén norteamericano bajo control del Califato Islámico y que el grupo acabaría matando.
Hasta ahora Estados Unidos se oponía al envío de militares a Siria. En septiembre del año pasado Obama anunció que los bombardeos contra el Califato Islámico se extenderían de Irak a Siria. Pero “no voy a involucrar a tropas americanas de combate luchando en territorio extranjero”, dijo entonces.
Un año antes Obama dijo: “No pondré botas americanas sobre el terreno en Siria”. Entonces defendía lanzar una campaña aérea contra posiciones del Ejército sirio.
La Casa Blanca insistió este viernes en diferenciar las estrategias actuales de los despliegues masivos de tropas la década pasada en Afganistán e Irak. Dos guerras sin victoria y miles de muertos impulsadas por Bush y que el actual presidente prometió acabar y no ha cumplido.
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• Se les debería considerar invasores por la coalición siria (rusos, iraquíes, iraníes, etc.) y tratarlos como a tales.
• Se les debe dar en la cresta fuertemente a estos gallos hasta bajársela, pero bien baja.
• Si no se les planta cara decididamente en Siria, en Irak persistirían hasta salirse con la suya y a continuación le tocaría sufrir a Irán más de lo mismo.
• Se debe ir contra estos perros sin ambages, decididamente; y ojalá que sea para acabar con ellos de una puñetera vez, en pro de un orden mundial *anticapitalista* (en lo espiritual panteísta): De paz, salud, belleza, bienestar y seguridad para la vida.
• Mirad que sino corremos el peligro de acabar inundados por la basura mediática de los medios corporativos al servicio de la plutocracia fascista occidental −incluso en mayor medida que la actual- y acabar más barbarizados todavía, por cúmulos de seudo arte fascista y demás programas barbarizantes, que lo está la espiritualmente enferma plebe yanqui-americana. Además de gordinflones, como lo están los yanquis en su mayor parte (dos de cada tres obesos y uno de cada esos dos en franca obesidad u obesidad mórbida).