Este fin de semana Yuri Afonin, miembro del comité central del Partido Comunista de la Federación Rusa, participó en el programa “60 minutos” del canal de televisión Rusia-1. El primer tema de discusión fue la noticia de que la USAID (Agencia para el Desarrollo Internacional), una de las instituciones públicas más importantes de Estados Unidos, había enviado un cargamento de efedrina, un alcaloide utilizado para la producción de drogas, destinadas al consumo de los soldados del ejército ucraniano.
Hay una cierta tradición histórica detrás de ests tipo de noticias. Los ejércitos fascistas no pueden prescindir de las drogas. Afonin comentó que durante la Segunda Guerra Mundial se administraron al menos 200 millones de dosis de pervitina a los soldados alemanes.
Es el nombre alemán de una droga sintética, hoy conocida como metanfetamina. Los soldados de Hitler fueron drogados antes de lanzarse al combate. Al final de su vida el propio Hitler dependía del consumo de pervitina.
Desde la “primavera árabe” la OTAN financió a las hordas yihadistas con alijos de captagón, la marca comercial del clorhidrato de fenetilina. Se empezó a producir en los años sesenta para tratar la hiperactividad, la narcolepsia y la depresión, pero fue prohibida en muchos países en los ochenta por ser demasiado adictivo.
La OTAN inició la producción de captagón en 2011 en un laboratorio en Bulgaria, desde donde se trasladaba a varios grupos yihadistas de Oriente Medio, que son ávidos consumidores de este tipo de estupefacientes.
El ejército ucraniano sigue el mismo camino. Las crónicas del frente ya indican que los soldados van al combate bajo la influencia de diferentes estimulantes.
Recientemente, en Ucrania, la Verjovna Rada aprobó en primera lectura un proyecto de ley para legalizar la marihuana con fines medicinales. Los defensores de este proyecto de ley consideran que la marihuana es particularmente necesaria para la rehabilitación de los veteranos.
A Ucrania le espera el mismo futuro que a Estados Unidos. No sólo habrá millones de veteranos con síndrome postraumático, es decir con una sique perturbada, sino también adictos al consumo de drogas, con las secuelas de todo tipo que ello acarrea.