La capital económica de Kazajistán, Almaty, vivió escenas de caos ayer por la noche, con la policía dispersando con granadas aturdidoras y gases lacrimógenos a miles de manifestantes indignados por un encarecimiento del precio del gas.
El gobierno de esta antigua república soviética en Asia Central ha dimitido en pleno y los manifestantes se han apoderado de material y vehículos militares y de la policía para intentar asaltar la sede del gobierno.
El presidente Kassym Jomart Tokayev ha impuesto el estado de emergencia en Almaty, la mayor ciudad del país, y en una región occidental rica en hidrocarburos tras unas protestas sin precedentes contra la subida de los precios de la energía.
El Ministerio del Interior informa que hay más de 200 manifestantes detenidos.
Tokayev decretó estados de emergencia desde el 5 hasta el 19 de enero en Almaty (sureste) y en la región petrolífera de Mangystau (oeste), donde surgieron las protestas. Esto supone la imposición de un toque de queda en ambos territorios desde las 23h00 a las 7h00.
Previamente, el presidente kazajo se había dirigido a la población en un vídeo colgado en las redes sociales para pedir prudencia y no ceder a las provocaciones.
La policía lanzó granadas aturdidoras y gases lacrimógenos contra una multitud de unas 5.000 personas que iba creciendo a medida que marchaba por el centro de la ciudad lanzando gritos antigubernamentales y atacando a veces a vehículos.
Los servicios de mensajería de WhatsApp, Telegram y Signal no funcionaban por la noche en Kazajistán, un país en el que este tipo de concentraciones son poco frecuentes.
El movimiento contra el alza de precios del gas empezó el fin de semana en la localidad de Zhanaozen, en el corazón de la región occidental de Mangystau.
La ciudad ha sido en el pasado el escenario de los disturbios más mortíferos del país desde su independencia de la Unión Soviética en 1991. En 2011, al menos 14 trabajadores de una planta petrolera murieron cuando la policía reprimió una protesta para pedir una mejora de las condiciones laborales y salariales.
El movimiento actual se extendió a la gran ciudad regional de Aktau, en las orillas del Mar Caspio, donde imágenes difundidas en redes sociales mostraban a la policía rodeando a los manifestantes la noche del lunes.
El presidente tuiteó el martes que las autoridades habían decidido reducir de 120 a 50 tengues (0,11 dólares) el litro de gas en Mangystau para “asegurar la estabilidad del país”, aunque no consiguió apaciguar las protestas.
También se han celebrado pequeñas marchas y detenciones en la capital Nur-Sultán (antes Astaná), llamada así en honor al expresidente Nursultán Nazarbáyev que en 2019 eligió a Tokayev como sucesor.