‘Esta pandemia está haciendo ganar miles de millones de euros a la industria farmacéutica’

Javier Aymat

Wolfgang Wodarg, reputado epidemiólogo y expresidente de la Comisión de la Salud del Consejo de Europa, Manuel Elkin, descubridor de la vacuna contra la malaria y Pablo Goldsmith, prestigioso virólogo, entre otros muchos científicos, cuestionan la ola de pánico creada en torno al coronavirus y las medidas desproporcionadas y contraproducentes que se están tomando en países como España. Mientras, los medios siguen ignorando por completo estas voces, demasiado preocupados en el conteo de personas enfermas y fallecidas por un virus que parece ser el enemigo perfecto.

A estas alturas supongo que ya más de uno se habrá hecho la siguiente pregunta: ¿cómo pudimos sobrevivir el año pasado a 525.300 enfermos de gripe frente a 25.000 de coronavirus y 6.300 muertes (de gripe) frente a 1.350 muertes (de coronavirus) sin paralizar el país? ¿Y cómo lo sobrellevamos en 2018 que hubo 800.000 casos de gripe y 15.000 muertes?

La media viene a ser 17 muertos al día el año pasado (41 muertos al día en 2018). Aunque realmente dividir y enfrentar ambos virus no es realmente correcto, ya que, tal y como ha manifestado el epidemiólogo Wolfgang Wodarg, el coronavirus siempre ha formado parte de la gripe.

Lo que ocurre es que esta vez se aisló una variante de coronavirus concreta para luego hacer un conteo de sus efectos, las personas enfermas y las muertas.

Así que la pregunta sería: ¿cómo podemos hablar de un virus más mortífero y contagioso que la gripe si el año pasado llevábamos más casos y más muertes debido a la gripe estacional?

Pero claro, como el año pasado no hubo este conteo ni hubo ningún seguimiento de un coronavirus concreto, tampoco se tuvo en cuenta si mucha gente la padeció de forma asintomática y luego la transmitió.

Este nuevo virus parece tener una tendencia a provocar neumonía y ser más contagioso. Sin embargo, en enero de 2018 aumentó la mortalidad de la gripe en un 77 por ciento registrando, del 15 al 21 de enero, 121 fallecidos en una sola semana. ¿Fue un colapso mundial? ¿o simplemente se habló en 2018 de una gripe con mayor virulencia?

El problema que tiene la Organización Mundial de la Salud (OMS) con Wodarg es que es considerado un experto mundial en la materia y, además, ha formado parte del Bundestag. De hecho, el epidemiólogo ya ha solicitado un comité de investigación en el parlamento, ya que, según él, está ocurriendo lo mismo que con la gripe A. Un caso que él mismo denunció en 2009 y que terminó con una investigación en el Consejo de Europa.

El parlamentario socialista británico Paul Flynn, autor del informe sobre la denuncia que Wodarg hizo en 2009 sobre la gripe A, concluyó que “la declaración de pandemia ha sido irracional y ha hecho ganar miles de millones de euros a la industria farmacéutica”.

En esa misma línea se manifiesta el argentino afincado en París Pablo Goldsmtih, virólogo, bioquímico, farmacéutico, psicólogo y una infinidad de especialidades más, aparte de voluntario de la OMS para un gran número de misiones humanitarias.

“Nuestro planeta es víctima de un nuevo fenómeno sociológico, el acoso científico-mediático”, ha denunciado con vehemencia el virólogo. Goldsmith también denuncia que el pánico que se está generando en torno a la cepa de coronavirus identificado en China (COVID-19) es tan injustificado como el que se creó en 2003 con el síndrome respiratorio agudo grave (SARS) o en 2009 con el virus de la gripe A.

Manuel Elkin, inmunólogo creador de la vacuna de la malaria, apunta que “estamos entrando en un juego mediático sin sentido”. Advierte también que hay que tener los ojos bien abiertos pero sin entrar en pánico ni en medidas extremas y contraproducentes.

Elkin ha declarado que lo lógico es aislar exclusivamente los casos de contagio y hacer un estudio de los allegados al infectado. Con eso es suficiente, declara, y considera un enorme error el aislamiento de personas y ciudades: “Muchos científicos en el mundo no lo vemos lógico. Hay muchas voces de protesta que manifiestan que hay que tener cuidado con el virus, no se puede ignorar, pero no instalar un sistema de histeria colectiva como el que hay”.

También Vageesh Jain, profesor de Salud Pública en el University College de Londres, se plantea muy seriamente la conveniencia de “un escenario de apocalipsis zombi que no ayuda en la coordinación operativa de actividades complejas de salud pública”.

Y también añade que un bloqueo de estas características “no solo es superfluo, sino que también introduce nuevos problemas. La primera semana de cuarentena ha conducido a hospitales abarrotados, escasez de alimentos y economías estancadas”.

Estas voces, junto a otras crecientes del mundo de la ciencia y la medicina, siguen poniendo en duda la validez del pánico que provocan estas medidas extremas contra la libertad de la ciudadanía.

A mí, personalmente, no me deja de sorprender de qué manera nos hemos dejado quitar las libertades básicas de un plumazo. Esos derechos constitucionales que tanto nos han costado y con los que muchos de nuestros políticos se han llenado, hasta ahora, falsamente la boca.

http://diariodetierra.com/la-histeria-interminable/

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