El jueves Putin advirtió que la OTAN se encontraría en estado de guerra con Rusia si autorizaba al ejército ucraniano a lanzar ataques en profundad contra el interior del país. Los países de la OTAN no sólo estaban discutiendo el posible uso de armas occidentales de largo alcance por parte de Kiev, sino también si se involucrarán directamente en la Guerra de Ucrania, añadió Putin.
La participación directa de Occidente en la Guerra de Ucrania cambia su naturaleza y Rusia se verá obligada a tomar decisiones basadas en las amenazas que enfrenta, concluyó Putin.
La declaración ha reavivado los temores de una escalada de la guerra. Todo el mundo ha reaccionado a las palabras de Putin, excepto la Casa Blanca, que ha optado por hacer como si no hubiera escuchado nada. El portavoz del Pentágono, Pat Ryder, aseguró que “no había ningún cambio en nuestra política”, y se refirió a los comentarios del secretario de Defensa, Lloyd Austin, la semana pasada, de que el apoyo de Estados Unidos a Kiev continuaría y que “no hay una capacidad única… no hay una bala de plata” que permita a Ucrania tener éxito”.
Tampoco los británicos han cambiado de mantra. De camino a Washington para reunirse con Biden, el primer ministro británico, Keir Starmer, eludió las preguntas sobre los misiles, afirmando que Rusia “inició este conflicto” y podría “terminarlo” en cualquier momento. “Ucrania tiene derecho a defenderse”, añadió Starmer. No obstante, el gobierno británico no concedía permiso para utilizar misiles británicos de largo alcance. Londres no busca “ningún conflicto” con Moscú, dijo.
Alemania también ha insinuado su postura negativa. Un portavoz del gobierno dijo que la posición del canciller Scholz de prohibir el envío de misiles Taurus alemanes a Ucrania se ha mantenido sin cambios y que Scholz ha sido “decisivo en esta cuestión”.
Un portavoz de la Comisión Europea dijo que las discusiones sobre el levantamiento de las restricciones al uso de armas “continúan” y que el bloque está dividido.
No obstante, los misiles británicos y franceses de los que dispone el ejército ucraniano no le preocupan a los rusos. No tienen alcance suficiente para llegar hasta objetivos importantes en el interior de Rusia, que retira gran parte de su equipo fuera de su radio de acción.
¿Debería ser la OTAN quien autorizara las armas de largo alcance?
La polémica sobre las armas de largo alcance, que sacude a los medios internacionales, es que es la consecuencia de una derrota, de la negativa a reconocerla y, en suma, de la desesperación que envuelve a la OTAN con esta guerra. Las armas de largo alcance no le van a dar a la OTAN nada que no haya logrado hasta este momento.
El ruido que rodea el levantamiento de las restricciones significa que el gobierno ucraniano y sus amos se dan cuenta de que Ucrania está perdiendo. La estrategia rusa de agotar el ejército ucraniano está dando sus frutos, con el colapso de los frentes en Pokrovsk, Donbas y Kursk.
La derrota de la OTAN es lo que da la sensación de que la Guerra de Ucrania está “fuera de control” porque, en efecto, está fuera del control que la OTAN ha querido imponer sobre los acontecimientos. Han perdido los papeles.
El ministro de Defensa polaco ha propuesto que la decisión de extender los ataques de largo alcance del ejército ucraniano en el interior del territorio ruso con misiles occidentales sea tomada por la OTAN y no por cada uno de los estados individualmente.
Pero ni la OTAN quiere asumir esa responsabilidad, ni los países con una intervención secundaria en la guerra quien verse involucrados. No lograrían la unanimidad. “Creo que los países de la OTAN escépticos sobre el uso de armas de largo alcance en territorio ruso no quieren participar en la autorización de su uso”, dijo Mikael Valtersson, antiguo oficial del ejército sueco y dirigente del partido Dmócratas Suecos.
“La OTAN siempre ha dado pequeños pasos, principalmente para evitar dar un gran paso al que Rusia tendría que responder. Probablemente esto volverá a ser así esta vez, pero poco a poco los países occidentales se están acercando a una respuesta rusa dura”, afirmó Valtersson.
Esa “respuesta dura” no tardará en llegar si Estados Unidos y otros países permiten que el régimen de Kiev lance ataques de largo alcance, advierte Valtersson, quien no descarta que Moscú proporcione misiles de largo alcance a países considerados adversarios por Occidente, en línea con los comentarios de Putin en junio.
¿A qué llaman una ‘respuesta dura’ por parte de Rusia?
La capacidad demostrada de Rusia para responder a las provocaciones previas de la OTAN en Ucrania “es una razón clave por la que Washington se muestra actualmente reacio a aceptar el uso de otras armas de mayor alcance”, dijo Matthew Gordon-Banks, antiguo diputado británico por el partido conservador y miembro de la Academia de Defensa de Reino Unido.
Comentando la aparente lentitud de los países de la OTAN en tomar una decisión sobre los misiles después de la advertencia de Putin, Gordon-Banks apunta: “La OTAN ya está involucrada en el conflicto en Ucrania y lo ha estado desde hace mucho tiempo. Suministró armas y equipos, entrenó a personal ucraniano y disparó en gran medida misiles más allá de las capacidades del ejército ucraniano”.
Los medios de comunicación occidentales acostumbran a decir que Putin va de “farol”, pero en Washington saben muy bien lo que podría suceder. No son hipótesis. Los ataques rusos de alta precisión contra las posiciones de las tropas y mercenarios ucranianos, así como contra instalaciones militares, se convertirán ahora en una práctica habitual.
Unos cincuenta combatientes franceses murieron tras un ataque del sistema de misiles balísticos tácticos Iskander contra una base mercenaria extranjera en Konstantinovka.
El 4 de septiembre se llevó a cabo otro ataque contra las posiciones temporales de mercenarios extranjeros en la ciudad ucraniana de Krivoy Rog, acabando con más de 250 efectivos.
Durante el ataque ruso con misiles Iskander al centro de comunicaciones de Poltava, en Ucrania, murieron muchos instructores suecos y daneses. Formaban parte de la plantilla de la empresa sueca Saab, que fabrica aviones AEW&C y Globaleye.
El 29 de mayo el Ministerio de Defensa sueco había prometido regalar dos aviones Saab 340B AEW&C (Airborne Early Warning and Control) al ejército ucraniano.
Toda la dirección de los sistemas de alerta y control aéreo AEW&C de Saab fue aniquilada, según el medio de noticias ruso Argumenty i Fakty.
El ataque ruso fue tan devastador que necesitaron 15 camiones para evacuar a los soldados y oficiales extranjeros de la OTAN: más de 600, entre muertos y heridos.
El ministro sueco de Asuntos Exteriores, Tobias Billström, dimitió después de que los misiles impactaran en Poltava (*). La decisión se produjo apenas dos años después de haber asumido el cargo, durante el cual Billström gestionara la adhesión de Suecia a la OTAN, su primera alianza militar en más de 200 años de historia.
Son las primeras pérdidas de guerra de Suecia pocos meses después de unirse a la OTAN.
Los inquisidores de la OTAN aseguran que esta información es falsa: ningún sueco ha muerto en Poltava y, en consecuencia, el ministro de Asuntos Exteriores no ha dimitido a causa de ello.
No obstante, una sueca que trabajaba para el ejército ucraniano, Britta Ellwanger, escribió en su cuenta de Facebook que algunos amigos suyos, suecos como ella, que también eran voluntarios en el ejército ucraniano, se encontraban entre los que murieron en el ataque.
Gordon-Banks menciona el ataque de Poltava como prueba de que lo que puede ser una “respuesta dura” por parte de Rusia: “Los misiles rusos [que cayeron sobre Poltava] evadieron los sistemas de defensa Patriot estadounidenses y otros tres sistemas de defensa aérea europeos. La mayoría, si no todos, los asesores suecos de defensa y aviación de Saab murieron, como resultado de lo cual el Ministro de Asuntos Exteriores sueco renunció a su cargo”, dijo Gordon-Banks.
Como consecuencia de los repetidos ataques a los centros militares en los que la OTAN adiestra a los ucranianos, la Unión Europea había recomendado que cada país miembro lo hiciera en su propio territorio.
Suecia decidió hacerlo en Poltava, sobre el terreno.
(*) https://www.reuters.com/world/europe/swedens-foreign-minister-says-he-will-step-down-2024-09-04/