Bianchi
Casi un año llevó trasladar la momia de Franco de Cuelgamuros al Pardo, y ahora leemos la noticia que da cuenta de que los Letrados del Congreso -ni sabíamos que existía este chollo en la corte de los milagros- se muestran contrarios a que la Mesa de la Cámara admita a trámite las solicitudes de comisiones de investigación sobre el Rey Juan Carlos. O sea, se niegan a investigarlo.
Como en este blog no nos gusta fingir escándalos ni rompernos las vestiduras ni hacer aspavientos ni alharaquientos, aún cuando se nos diga que el PsoE, PP, C’s y Vox (Unidas-Podemos no toca) se han unido para impedir tal comisión, qué vergüenza, oiga, no diremos que nos sorprenda ya apenas nada de esta piara de fascistas. Casi estoy por decir que son coherentes con su ideología reaccionaria y feudal, como es ya de por sí la existencia de una monarquía. Esta vez, al menos, ni se han molestado en disimular ni guardar las formas ni nada, a lo bestia, lo que son.
Vaya por delante que el Rey Emérito (lo ponemos con mayúsculas por respeto a la ortografía) no quería abdicar (hay que conocer a los Borbones) precisamente para que no le buscaran las cosquillas por lo civil, no siendo ya «irresponsable» ni «inviolable», según la Constitución española, de sus chanchullos y coimas tapados por la actualidad del coronavirus.
Los letrados, sin embargo, alegan que esa inviolabilidad tiene «efectos jurídicos permanentes». En otras palabras, han conseguido que el Rey sólo responda ante Dios y la Historia, igual que Franco, que fue, por cierto, quien lo nombró. Puritita coherencia. Como el esperpento valleinclanesco, nos conduce por «el callejón del Gato» en cuyos espejos cóncavos observamos el grotesco reflejo de nuestra grotesca realidad.