Hace años nos aburrieron con sus interminables ponencias y sus agotadores debates sobre todo lo divino y lo humano, sobre todas las graves calamidades que aguardaban al mundo, las verdaderas y las de mentirijillas y lo mal que “viven” los pobres en los países pobres, lo injusto que es el reparto de la riqueza, las vulneraciones a los derechos humanos…
Algunas firmas de intelectuales famosillos se prestaron al cambalache para adornar las convocatorias de miles de partidos, frente y colectivos de lo más diversos repartidos por la geografía internacional que encubrían a los verdaderos organizadores de ese tipo de eventos: los imperialistas.
Lo han denunciado muchas veces, incluso algunos de los propios participantes en ese tipo de saraos, no sólo las fuentes de financiación, sino el dinero que se llevan los organizadores a sus propios bolsillos.
No contamos nada que no se haya contado antes, aunque a todos les ha interesado echar tierra encima del asunto para no quedar en evidencia como lo que son, cómplices del imperialismo, y es muy curioso que todo le mundo hable contra el imperialismo y deje a salvo a sus cómplices, colaboradores y “tontos útiles” (de los que hay muchos). Al parecer sólo a nosotros nos extraña que los imperialistas financien ciertas luchas “contra el imperialismo”.
El Foro Social Mundial nació en 2001 durante una reunión en Porto Alegre, Brasil, con el lema que luego se hizo famoso “Otro mundo es posible” y toda la parafernalia posterior de movimientos sociales “de base”, “horizontales” y “transversales” que tenían como objetivo eliminar cualquier forma de lucha organizada contra el imperialismo, erradicar hasta el recuerdo mismo de cualquier tipo de organización.
Ese Foro quería ser una réplica al Foro Económico Mundial que reúne todos los años en Davos, Suiza, formado por políticos de las grandes potencias y monopolistas de altos vuelos procedentes de todo el mundo.
Ese tipo de tinglados fabricaron ese nuevo lenguaje ideológico que oculta la verdadera naturaleza del imperialismo con términos como globalización, neoliberalismo, financiarización y otros de parecida factura con los que los plumíferos se siguen llenando los sitios de “contrainformación alternativa” hasta el día de hoy.
Su decidido apoyo al imperialismo durante la Primavera Árabe acabó por ponerles al descubierto, especialmente durante la convocatoria de 2013 en Túnez, algo que era de esperar a medida que las contradicciones internas del imperialismo se agudizaban, obligándoles a tomar partido por sus amos del Pentágono, por las invasiones y las masacres.
Ahora, a la vista de la experiencia de la Guerra de Siria y las grandes matanzas yihadistas, nadie se atreve a levantar la liebre, pero hay que decirlo bien claro porque eso se va a volver a repetir en adelante. Del mismo modo que entonces calificaron a Gadafi como un dictador (reaccionario, fascista, torturador, etc.) para justificar el proyecto imperialista de destruir a todo un país y lavar la cara a movimientos como el Grupo Islámico de Combatientes libios, al que calificaron como una organización “revolucionaria”.
Se trataba de eso exactamente. Para eso les pagaban; para que llevaran a la población del mundo entero un mensaje que en sus labios sería sospechoso: que el yihadismo era un movimiento “revolucionario” y que, como tal, merecía todo el apoyo que se le pudiera prestar.
No es que inicialmente el Foro Social fuera un buen proyecto que luego se torció, que es como se suelen justificar este tipo de tinglados. No. Desde el primer momento los imperialistas pusieron el dinero encima de la mesa para que se pudiera organizar algo así y quienes pusieron el dinero.
Los imperialistas que pusieron el dinero encima de la mesa, racistas furibundos como el creador de la Fundación Ford, son exactamente los mismos que financiaron el III Reich en los años treinta del siglo pasado.
A su vez, hablar hoy de la Fundación Ford es como hablar de la CIA, donde hay un reparto de tareas claro (unos ponen los proyectos y otros el dinero), por lo que tinglados como el Foro Social Mundial no son más que la oposición domesticada al imperialismo, los anticuerpos que el propio imperialismo crea para tener todo bajo control, para que el sistema no se desplome.
Mi comentario en las redes: «¡Ojo al dato, que tiene visos de ser cierto! Equivale a decir que los fascistas lo tienen todo estudiado y que los nobles, si aliados con la tontería, siempre lucharemos (más bien lucharán, dado que yo no estoy por la labor de hacerlo) en vano.»
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