¿Es Syriza otro caballo de Troya de Rusia en la Unión Europea?

A la prensa imperialista le ha faltado tiempo para calificar al nuevo gobierno de Syriza como «el caballo de Troya de Rusia dentro de la Unión Europea». En Atenas es costumbre que el primer viaje del Primer Ministro sea a Nicosia, la capital de Chipre, pero a Juncker y Merkel los gestos que le envían les siguen sin hacer gracia, sobre todo teniendo en cuenta que en Chipre tampoco están por las sanciones contra Rusia. Todos los medios lo ponen entre interrogantes: ¿otro caballo de Troya?
– New Greek government: Russia’s Trojan horse inside the EU?, Business New Europe, bne.eu, 28 de enero de 2015
– Trojanisches Pferd Putins? (¿Caballo de Troya de Putin?), Neue Zürcher Zeitung (Zurich, Suiza), 28 de enero
– Is the New Greek Government a Trojan?, Nebojsa Malic, antiwar.com, 30 de enero de 2015
Antes de las elecciones griegas el diario moscovita Rosiskaya Gazeta entrevistó a Tsipras, quien ya adelantó la línea política del gobierno de Syriza, que se confirmó con la entrevista que mantuvo inmediatamente después de tomar posesión de su cargo con el embajador ruso en Atenas, Andrei Maslov. De esta manera Tsipras rompía una vieja tradición que hasta ahora daba primacía a los representantes estadounidenses.
Luego el ministro ruso de Finanzas, Anton Siluanov, ofreció ayuda financiera al nuevo gobierno heleno, «si se lo solicitaban».
El ministro griego de Asuntos Exteriores, Nikos Kotzias, es un tránsfuga del Partido Comunista de Grecia (KKE) que defiende una relaciones más estrechas de Grecia con Rusia. Sus primeras declaraciones fueron para agradecer a Putin que hubiera acudido en ayuda de «nuestros hermanos ortodoxos» en Crimea.
No obstante, los gestos pro-rusos se interpretan más bien en clave anti-alemana que anti-americana. Pero en Atenas tampoco faltan gestos claramente anti-alemanes de los nuevos dirigentes de Syriza. Tras declarar que «no debemos aceptar ni reconocer al gobierno de los neonazis de Ucrania», Tsipras se fue al campo de tiro de Kaisariani para rendir homenaje a los antifascistas griegos que fueron fusilados allá por los nazis en una fecha tan significativa como el 1 de mayo de 1944.
Poco antes de ganar las eleccciones el diario ruso Rosiskaya Gazeta entrevistó a Kostas Sirixos, director del departamento de asuntos exteriores de Syriza, quien confesó que uno de sus objetivos era «trabajar con nuestros aliados políticos europeos para contrarrestar la influencia geopolítica que Alemania trata de imponer a los países del sudeste y los Balcanes».
Pero, ¿a quién califica Syriza como «aliados políticos europeos»?
Si la política exterior de un gobierno se compusiera con declaraciones, las del gobierno heleno son tan abundantes que no dejarían lugar a dudas. Sacando los pies fuera de su departamento, anoche el ministro de Defensa, Panos Kammenos, dijo en una entrevista en la televisión de su país que si Grecia no llega a un acuerdo para la gestión de su deuda con sus socios europeos, podría solicitar ayuda a otros.
¿Quiénes son esos «otros»? El ministro dice que ellos quieren «llegar a un acuerdo; pero si no lo hay, si Alemania sigue intransigente y pretende hacer explotar Europa, entonces tendremos que recurrir a un plan B». ¿A qué llama «plan B»? Kammenos dice que buscarían otra fuente de financiación: «A lo mejor podría ser Estados Unidos, o podría er Rusia, podría ser China u otro país», añadió.
No obstante, durante su reciente viaje a Viena Tsipras declaraba que es optimista sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo con la Unión Europea.
Pero el ministro alemán de Finanzas, el gran buitre Wolfgang Schäuble, no lo tiene tan claro y le pide a Tsipras que elabore un «programa» con los acreedores para pagar las deudas. Su jefa Merkel ha concretado que ese programa debe ser «viable».
Por su parte, como no podía ser de otra forma, Jean-Claude Juncker es de la misma opinión, aunque parece que la Unión Europea está dispuesta a hacer ciertas concesiones para salvar la cara.
El domingo Tsipras dijo que el plan aprobado en 2010, que vence este año, no se va a prorrogar. A cambio de 240.000 millones en préstamos internacionales, el plan imponía a Grecia duros recortes presupuestarios cuya ejecución quedaba bajo la vigilancia de la llama troika, a saber, la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.
Parece que el nuevo gobierno de Syriza tiene un recambio que ofrecer. Esta mañana el ministerio griego de Finanzas ha anunciado que presentará un programa en varias fases basado en una atenuación del programa de austeridad a cambio de introducir 10 reformas de conformidad con la OCDE, para lo cual el secretario general de dicho organismo, Angel Gurría, estuvo ayer en Atenas.
Es mentira, no hay Plan B, son lentejas. En Atenas tienen muy poco margen de acción… dentro de lo que hay, que es de donde Syriza no quiere salir. Naturalmente, que dicho programa es más de lo mismo: capitalismo. Nada nuevo, pues. No hay que sorprenderse. Lo que ocurre es que Syriza había dicho otra cosa: que no habría más recortes, es decir, que la salida a la bancarrota no eran los recortes, ni los viejos ni los nuevos. Pues bien, esta mañana vamos a comprobar que sí habrá más recortes, o recortes distintos, pero recortes al fin y al cabo.

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