Eliminar la «B» de BRICS y a todo aquel que tenga en mente la independencia de Brasil de los centros financieros mundiales; ese parece ser el trasfondo de la supuesta «investigación» conocida como Lava Jato que ha logrado echar abajo al gobierno de Dilma Rousseff.
El juez brasileño Marcelo da Costa Bretas emitió el jueves 4 de julio una absurda sentencia de 43 años de prisión para el vicealmirante Othon Luiz Pinheiro da Silva, el científico militar de 76 años de edad que inició y supervisó el desarrollo los vanguardistas programas nucleares científicos y tecnológicos de Brasil desde fines de la década de 1970.
El vicealmirante Pinheiro fungía como director ejecutivo de la compañía estatal nuclear, Eletronuclear, cuando lo arrestaron por primera vez en julio de 2015, acusado por cargos salidos de la 16ava fase de la operación británica y de Obama y los banqueros internacionales denominada Lava Jato como un ataque contra la nación, en la llamada Operación Radioactividad, porque estaba dirigida contra la industria nuclear. Mientras que otros acusados se rindieron ante los chantajes y presiones judiciales de la cacería de brujas, el vicealmirante negó todos los cargos y se rehusó a aceptar una negociación de culpabilidad.
En dos años, Lava Jato ha sacado de su puesto a la Presidente legítima del Brasil, ha paralizado y casi llevó a la bancarrota a la compañía petrolera estatal, Petrobras, y a todas las compañías privadas significativas de construcción y de ingeniería del país, y ha puesto en la cárcel a varios de sus directores principales, civiles y militares por igual, con el pretexto de dizque «combatir la corrupción». Pero la sentencia contra el vicealmirante Othon es mucho mayor, en décadas, que cualquiera otra que se haya impuesto a las víctimas de Lava Jato. Y a su hija, que trabajaba con él en la industria nuclear, le dieron 14 años y 10 meses de cárcel por los mismos cargos supuestos de corrupción.
El vicealmirante Pinheiro es considerado uno de los líderes más creativos y audaces de Brasil en las últimas cuatro décadas. En 1974, a la edad de 35 años como capitán de navío, le solicitó a sus superiores que lo enviaran al MIT a estudiar ingeniería nuclear, un campo en el cual no tenía ningún base previa.
Brasil comenzó a construir su primera planta nuclear en 1972, pero fue sujeto a ataques angloamericanos y a la obstrucción de su industria nuclear desde un principio.
Cuando Pinheiro regresó de sus estudios en 1979, se le llegó a conocer como «el loco» por su empeño en la necesidad de que Brasil dominara el ciclo completo del combustible nuclear, y que desarrollara su propia industria y tecnología para el enriquecimiento del uranio para asegurar su industria nuclear. Convenció a sus superiores del proyecto y comenzó a crear el programa brasileño de enriquecimiento de uranio de la nada. Tuvo la idea de desarrollar una capacidad de propulsión nuclear autóctona, es decir, un submarino nuclear. Convenció al gobierno brasileño para que le diera luz verde y dirigió la ejecución del proyecto.
El programa nuclear de la Armada que él creó ha sido la espina dorsal de la industria nuclear civil de Brasil hasta la fecha.
La sentencia de muerte en prisión en contra del vicealmirante fue por cargos que van desde el lavado de dinero, obstrucción de la justicia, y participación en una «asociación delictiva» por presuntamente tomar $1.2 millones de dólares en sobornos para la construcción de la tercera planta nuclear de Brasil. El aparato de Lava Jato acusó al vicealmirante de que su delito era particularmente odioso porque el había mantenido contacto con el liderato de Eletronuclear.
Pero ya empezó a manifestarse una reacción. El prominente periodista nacionalista Mauro Santayana escribió el mismo día un artículo publicado en el diario Jornal do Brasil, donde destaca que en cualquier país sensato, el vicealmirante Othon Pinheiro, «uno de los mejores científicos brasileños» —que ha sido condecorado con la Gran Cruz del Mérito Científico Nacional en 1994, entre otras condecoraciones— sería considerado con todos los honores.
Santayana hace referencia a otros incidentes anteriores, cuando se descubrió que la CIA había plantado espías enseguida del apartamento del vicealmirante, y dice que la misma «potencia extranjera» que hizo eso, está detrás de los jueces de Lava Jato. No obstante, Santayana advierte que el juicio de la historia tendrá su día, y señala que «como a la mayoría de los patriotas, nacionalistas, académicos judiciales y constitucionalistas, las fuerzas armadas brasileñas han tolerado con un digno silencio… las amenazas que, como buitres, rondan sobre los numerosos proyectos de defensa que empezaron en la última década, y contra las compañías responsables por ellos… en el nombre de una hipócrita pseudo campaña contra la corrupción».
https://es.larouchepac.com/es/20160806/lider-del-programa-nuclear-de-brasil-condenado-43-anos-de-prision