Washington es un cocedero de rumores, camarillas y reuniones al más alto nivel. Lo único cierto es que los más allegados están tratando de convencer a Trump de que dimita por su propia iniciativa.
Las expresiones no son suaves precisamente. El senador Bob Corker ha dicho que la política de Trump hacia Corea del norte llevaban a Estados Unidos a la Tercera Guerra Mundial, una frase que hay que poner en su contexto: Corker es presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
“La Casa Blanca es una guardería de adultos”, ha añadido el senador, porque Trump necesita una vigilancia constante.
El secretario de Estado, Rex Tillerson, ha confirmado lo que ya sabíamos: que Trump es un “cretino”. En junio durante una reunión con altos oficiales del Pentágono, Trump propuso multiplicar por diez el arsenal nuclear, según la cadena NBC.
Vanity Fair asegura que Trump ha confesado que destesta a todos en la Casa Blanca, aunque quizá podría hacer alguna excepción. Por su parte, media docena de consejeros de Trump admiten la crisis en la Casa Blanca, donde tratan de “contener” a un Presidente, alque califican como “disperso”.
En privado, sus ministros, incluido Mattis, el de Defensa, debaten su reacción en el caso de que Trump les ordenara lanzar bombas nucleares sobre Corea del norte. ¿Pulsarían el botón si se lo ordenaran?
Algunos periódicos, como el Washington Post, aluden a la posibilidad de invocar la 25 Enmienda que permite la expulsión del Presdente por el voto mayoritario del Gabinete, si no se encuentra bien mental o físicamente de manera que le impidan ejercer sus funciones correctamente. “¿Qué hacer con un Presidente inapto?”, pregunta el periódico en un editorial. Paul Waldman, del mismo periódico, escribió el miércoles: “Probablemente el impeachement no nos librará de Trump, pero la 25 Emienda podría”.
Una maera de fondo de esas dimensiones muestra las profundas divergencias entre las camarillas políticas de Washington y, en definitiva, son indicadores de una desorientación y una crisis de decadencia que no tiene precedentes en Estados Unidos.