Un dron MQ-9 Reaper |
Los misiles funcionan absorbiendo el oxígeno del medio para crear una explosión a alta temperatura con un radio de destrucción extremadamente potente. Al contrario que los explosivos convencionales que causan daños mediante la metralla, los efectos explosivos de las armas termobáricas causan daños en los órganos internos, incluyendo los pulmones.
Los drones MQ-9 Reaper de la Royal Air Force dispararon 19 misiles AGM-114N durante esos meses. La variante ‘N’ de estos misiles, conocidos como Hellfire, contiene una cabeza termobárica que es especialmente efectiva contra personas dentro de espacios cerrados como edificios, fortificaciones o túneles.
El gobierno británico rechazó en el pasado reconocer el uso de estas armas en combate, alegando que podría dañar la efectividad de las fuerzas armadas. La revelación llegó el mismo día que el gobierno británico admitió por primera vez que su campaña de bombardeos contra el Califato Islámico en Siria e Irak había matado a civiles. El ministerio de Defensa declaró que el 26 de marzo un civil que entró en el área objetivo en el último momento murió en el valle del Eúfrates en Siria, cuando un drone Reaper disparó contra un “vehículo terrorista” con un misil Hellfire. El ministerio no especificó qué tipo de misil Hellfire se empleó.
Justin Bronk, investigador en el Royal United Services Institute declaró que las armas termobáricas producen una explosión significativamente mayor que los explosivos convencionales de tamaño similar. “Lo que diferencia aun arma termobárica de un explosivo convencional es que mientras un explosivo convencional es explosivo en un 30 o 40 por ciento… las armas termobáricas llegan casi a un 100 por ciento”, declaró. Las armas, también conocidas como “armas explosivas aumentadas” dispersan un polvo metálico explosivo en el aire inmediatamente antes de la detonación. Esto extrae oxígeno del aire, produciendo una explosión muy potente.
“La causa concreta de muerte al ser alcanzado por un arma termobárica son múltiples heridas a varios órganos, incluyendo los pulmones”, añade Bronk. Aunque las armas termobáricas son legales, los grupos humanitarios alegan que su amplio área de daño hace de ellas armas indiscriminadas, que no deberían ser usadas en áreas especialmente pobladas.
Un informe del United Nations Institute for Disarmament Research declaró que las armas de explosión incrementada, refiriéndose al tipo de arma termobárica que incluye a las empleadas por lo drones de la RAF “generan preocupaciones humanitarias que merecen atención”. “Las denominadas ‘armas termobáricas’ generan altas temperaturas que pueden producir fuego y causar heridas especialmente crueles a personas dentro de un extenso área”, dice el informe.
El número de ataques efectuados por los drones británicos en Siria se han incrementado mucho este año. Esos drones han disparado tanto en los tres primeros meses de este año como en el año y medio anterior. Chris Cole, de Drone Wars UK ha declarado que la escala de las operaciones del Reino Unido desde 2014 y el reciente aumento en los ataques de drones significa que el caso de la muerte de un civil probablemente es solo la punta del iceberg. “Los ataques de los drones británicos se han extendido en Siria desde enero. En los primeros tres meses de 2018 han disparado tantas veces como en los anteriores 18 meses”.
“Pese a que el ministerio de Defensa insiste en que los drones son esencialmente para labores de vigilancia y recogida de información, los Reaper han disparado más misiles en Siria que el aparato destinado a estos fines, el Tornado”.