En relación al arrepentimiento

Ion Iurrebaso Atutxa
expreso político de ETA

Decíamos qué actitudes llevaban la pérdida de lo que históricamente se ha conocido como la figura del preso político vasco/a. Y decíamos también que ello conllevaba de una manera cuasi irreversible a la figura del arrepentido o al proceso del arrepentimiento.

En esta ocasión decimos que el hecho de aceptar la ley de enemigo en su globalidad, en términos políticos, teóricos y prácticos, también nos trae otra cuestión. Esta es la pérdida de la identidad. La pérdida de ser lo que somos. Lo que sentimos. Porque desde pequeñas lo hemos sentido así, o por adhesión según nos hemos hecho mayores y plenamente conscientes de nuestros actos.

Decir que asumir en la teoría y en la práctica la ley del que nos ocupa y oprime nacional y socialmente es perder nuestro ser. Es perder nuestra identidad. Es asumir que nuestros sentimientos, nuestra cultura, nuestra forma de entender las relaciones nuestras… quedará a expensas del cedazo de quienes nos ocupan.

Y no vale decir que yo digo sí, pero en realidad es no. En eso, El PNV es un artista Guiness. El PNV dice sí y lo hace para conseguir bienestar y seguridad y por supuesto para que le dejen hacer dinero. Y a estas alturas parece que es lo que prevalece en el sentido común de muchos y muchas.

Y esa es la consecuencia de varias actitudes. La primera es la aparición durante años del reformismo, revisionismo, más el potencial de los medios de comunicación del sistema capitalista imperante, de la sempiterna iglesia oficial, de los instrumentos de penetración de la filosofía pequeña burguesa… Todo eso ha hecho marca a ras de suelo. Es constatable, en las movilizaciones, en actitudes personales.

Y ojo, es constatable en todos los colectivos organizados. No es cuestión de risa o de decir “mira esos que solo han concentrado a….”. Este paso a la derecha, a la sumisión, al conformismo que han dado ciertas estructuras (de obediencia de izquierda abertzale o no) nos va a salir caro en el crudo invierno que anticipamos.

En el tema que nos ocupa, hay opciones a tomar y cada cual pensará que son las legítimas, pero si asumimos en su plenitud la ley de nuestros enemigos nos estamos arrepintiendo de lo que somos. No hay otra explicación posible. Aquí no se puede hacer trampa porque se ve en lo teórico a la primera y en lo práctico lo mismo.

La cuestión de que soy o no soy vasco, independientemente de la procedencia, es una opción. Una opción nacional, de tierra de acogida, de lugar donde poder construir ideales mayores de colectividad. De que vengo de donde no he podido y a ver si puedo aquí. Y aquí estamos por ser y por integrar, pero no como diga la burguesía española y vasca.

Es como el que quiere ayudar al llamado tercer mundo y le invade y explota sus recursos energéticos, instaura colectivos tribales a los que adorna con oro y dice que es el camino para solucionar los problemas en la región y al de cuatro años tenemos los mayores desastres culturales, nutricionales, demográficos, de desplazamientos, de muerte jamás conocidos.

Quién ayuda a quien y para qué. El internacionalismo de los pueblos, clase proletaria y capas populares exige que nos unamos en el respeto, en la solidaridad y en la acción. Hoy, aquí en Euskal Herria, entre todos: Gora Euskal Herria Sozialista.

(*) Este artículo es continuación de: “Sobre la pérdida del carácter político. Sobre el arrepentimiento. En términos políticos y sin acritud”

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