En funciones

Bianchi

La no comparecencia del Gobierno en el Congreso para responder a la sesión de control, que le llaman cómicamente, demuestra que, bajo el capitalismo monopolista de Estado -lo del «neoliberalismo» es una broma-, no es ya que la separación de poderes sea otra broma, sino que el supuesto poder legislativo, la Cámara Baja, que se dice a imitación inglesa, tenga poder alguno, sino que es el Ejecutivo, el Gobierno, quien lo tiene de manera efectiva sin responder ante nadie (y no digamos ante el Senado o Cámara Alta parasitaria y gorrona donde las haya).

En los tiempos finiseculares con un capitalismo premonopolista de corte demoliberal donde imperaba el «turnismo» -una suerte de bipartidismo entre el partido conservador y el partido liberal de Cánovas y Sagasta a imitación, otra vez, del bicameralismo británico-, con mayor o menor libre concurrencia -el «libre mercado» tan cacareado hoy que sigue siendo una feroz competencia entre tiburones por achicar ese mercado-, todavía podría hablarse, con naturales reservas, de la importancia del Parlamento, del Legislativo, y ello con un sufragio cuasicensitario. Hoy no;hoy el Congreso español no vale ni para tomar por el orto, por no decir el gráfico termino que el lector está pensando, pero nuestra fineza y elegancia nos impide exhalar. Quien manda, decide y corta el bacalao, al menos en teoría, que ya sabemos a qué intereses y poderes fácticos obedecen, es el Ejecutivo, el Gobierno. Y no es la primera vez que no comparece ante las Cortes, expresión ésta mas del agrado del facherío que la del Congreso, que suena mas «liberal», digamos a modo de digresión ilustrativa.

Se supone que el electorado, en unas elecciones generales, elige unos diputados, no un gobierno, ojo, pues el Gobierno sería elegido por los diputados electos ya en sus escaños. No es el caso estos días que asistimos al teatrillo que se montan sólo para formar parte del Gobierno -me pido la vicepresidencia decía P. Iglesias con un descaro propio de neófito dueño del balón del recreo- sin importarles tres cojones el país, la nación y esas bobadas que dicen de cara a la galería con los micrófonos delante. Es más, si convocan nuevas elecciones, como parece que va a ser, aunque vete a saber con esta gente, lo que se está diciendo en realidad es que el pueblo -digámoslo así- ¡¡¡no ha sabido elegir!!! No es ya que las distintas fuerzas políticas, como le llaman en el argot seudodemocrático, no se pongan de acuerdo en el nuevo «tetrapartidismo» con partidos «emergentes», sino que es el cuerpo electoral -eso que llaman «pueblo» sin contar jamás la abstención- el inmaduro que no ha sabido elegir bien, ha suspendido en junio y se le convoca en septiembre a ver si aprueba y se esmera.

Pero lo mas patético es ver cómo sus señorías lanzan sus peroratas en el Congreso a unos escaños ¡¡vacíos!! se supone que ocupados por los ministros del Gobierno, pero que están ausentes. Esto en el siglo XIX, en el parlamentarismo decimonónico, sería impensable;en la actualidad ya se ve que no, que no es ya impensable, sino visible, y ello porque están las cámaras de televisión que recogen, para que las veamos, la escena (Castelar y Cánovas solo tenían la prensa como soporte informativo). Sería el paroxismo absoluto de no ser porque los diputados se dirigen a las televisiones y no al Gobierno ausente;de no haber televisiones que recogieran las imágenes, ni irían, o se irían al bar.

«Telecracia» le llamaban algunos hace años. Un término, para mi, abusivo, por lo de «kratos» digo (lo de «demos» ni menciono para no ofender el sentido del humor de nuestra millonaria audiencia).

Buenos días.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies

Descubre más desde mpr21

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo