En el portal www.politrussia.com Ilya Belous publica un exahustivo análisis del documento elaborado por Stratfor el 28 de febrero (1) conteniendo los planes del imperialismo estadounidense para el decenio que va hasta 2025.
Stratfor es un acrónimo de «Previsiones Estratégicas» (Strategic Forecasting), un instituto de investigación que trabaja para la CIA. Lo fundó George Friedman, un profesor de ciencias políticas, en 1996 en Austin, Texas, y actualmente cuenta con 300.000 abonados de pago y otros dos millones más gratuitos.
Entre ellos está Coca-Cola, a quien Stratfor aconsejó sobre la estabilidad en China durante los Juegos Olímpicos de Pekín. A la multinacional «Northrup Grumman» le informó sobre la posibilidad de que Japón construya armas nucleares. El fabricante de procesadores Intel quería saber la presencia de Hezbollah en Latianoamérica y su capacidad para llevar a cabo acciones armadas. El dueño de una cadena de hoteles quería que le informaran acerca del momento en el que acabará la ofensiva de los grupos fundamentalistas en el mundo.
También Goldman Sachs, Merrill Lynch, los marines y la Universidad de Georgetown utilizan los servicios de Stratfor. Cada uno de ellos paga 20.000 dólares al año para tener acceso a informes confidenciales elaborados a la medida de sus necesidades. Pero Friedman tiene clientes aún más importantes, a saber, la Casa Blanca, el Departamento de Estado, el Pentágono y toda suerte de buitres de Wall Street.
En pocas palabras, las previsiones de Stratfor forman parte de la política imperialista del ejército y el gobierno de Estados Unidos.
El 27 de marzo del año pasado Friedman publicó un artículo titulado «De Estonia a Azerbaián. La estrategia estadounidense después de Ucrania»(2) en el que ponía el acento sobre la estrategia militar contra Rusia desde el comienzo de la guerra en Ucrania. Friedman reconoce que en la actualidad la OTAN no está capacitada para enfrentarse en una guerra contra Rusia, a causa de la enorme extensión de la línea del frente y de las comunicaciones para el aprovisionamiento de alimentación, carburante y municiones para las unidades de combate.
Para resolver el problema Friedman propone desplazar las bases militares hasta varios puntos de las fronteras de Rusia, lo que considera como la única solución para el despliegue de una campaña de castigo contra el Kremlin, que actualmente está a punto de quedar fuera del control de Estados Unidos.
De aquí a finales de año se debería haber cumplimentado ese proceso.
A mediados de diciembre del pasado año, durante varios días, el cielo se cerró encima de Zaporozhye, de Jarkiv y de Dnepropetrovsk, y varios testimonios coinciden en que un gran número de aviones de transporte de tipo «Hércules» y de otros tipos desembarcaron en aeródrimos ucranianos con material, vehículos y tropas compuestas principalmente por mercenarios de empresas militares privadas. Las cifras oficiales son del tamaño de una división de entre 10 y 15.000 soldados, la mayor parte de los cuales pertenecen a la empresa contratista PMC «Academi», que hasta 2009 se llamaba Blackwater.
Ya habían sido vistos anteriormente en Donetsk y después en Mariupol. Han instalado una base secreta de la OTAN cerca de Jarkiv y han transportado muchos pertrechos por carretera. Pero las máscaras han caído cuando utilizaron los aviones de transporte. Expertor militares han destacado que se han desplazado equipos y tropas desde una base en Hungría, cerca de Debretsen, y que una vez en territorio ucraniano, han visto trenes transportando vehículos blindados, entre los cuales BMP Bradley, BTR Stryker y Hummers.
Por consiguiente, hay que tomarse en serio las publicaciones de Stratfor. Su documento es una previsión geopolítica de los próximos 10 años para todos los continentes. Enuncia claramente el objetivo estratégico de imponer un control administrativo sobre Rusia por la vía de su fragmentación y federalización:
«Al oeste de Rusia, Polonia, Hungría y Rumanía van a tratar de conquistar las regiones que perdieron en las batallas contra los rusos. Van a tratar de anexionarse Ucrania y Bielorrusia. En el sur, Rusia va a perder capacidad de control en el Cáucaso norte; en Asia central comenzará una desestabilización. En el noroeste, Carelia va tratar de retornar a Finlandia. En el Extremo Oriente las regiones costeras van a comenzar a llevar una política independiente, cada vez más asociada a Japón, China y Estados Unidos y menos con Moscú. Otras regiones no van necesariamente a buscar su autonomía, pero es posible que se encuentren con ella sin buscarla. La idea principal: no habrá revuelta contra Moscú sino que, al contrario, el debilitamiento de Moscú va a dejar un vacío. En ese vacío existirán fragmentos de la antigua Federación Rusa«.
«Eso conduicirá a una crisis mayor en el próximo decenio. Rusia posee un vasto arsenal nuclear, disperso a través de todo el país. El declive del poder en Moscú va a plantear la cuestión del control de esos misiles y la manera de garantizar su mantenimiento. Será un enorme desafío para Estados Unidos. Washington es la única potencia que puede resolver este problema».
Después Stratfor alude a la necesidad de crear un marco estable y económicamente sostenible para gobernar esas regiones nucleares a fin de neutralizar los misiles por medios no militares.
En la última parte del estudio, los agentes de los servicios de información privados plantean el principio fundamental de la doctrina estadounidense en relación a Rusia:
«Estados Unidos entró en la guerra fría desde el principio, y (al menos en Europa) no sufrieron pérdidas. Es el principio rector de la política exterior estadounidense llevado casi hasta la perfección: si en Europa surge una hegemonía, Estados Unidos interviene lo antes posible, como durante la guerra fría, tejiendo alianzas y llevando tropas a las principales posiciones defensivas. Ahora se ha hecho lo mismo con relación a Rusia […] Los americanos van a tratar de construir un sistema de alianzas, paralelamente a la OTAN, de los países Baĺticos a Bulgaria, haciendo participar al mayor número posible de países. Van a tratar de llevar a Turquía a la Unión y de estirar la zona hasta Azerbaián. Se enviarán tropas hacia cada país en función de las amenazas».
El Departamento de Estado es consciente de que con Putin la tarea de federalización no es posible, que la repetición de Maidán sería ineficaz y no encontrarían apoyo en la sociedad. Por lo demás, la eficacia de las fuerzas de seguridad que ponen orden en la capital es innegable.
Por consiguiente, ahora la tarea principal es poner en marcha las tecnologías de «poder blando» (soft power) que incluyen los intentos de minar la economía, la formación de un anti-gobierno en la opinión pública a través de los medios, la organización de mesas redondas y conferencias en las universidad y empujar a las autoridades en las provincias para obtener la independencia de Moscú.
A este respecto, Stratfor escribe: «Teniendo en cuenta la estructura de la Federación, en la que los beneficios procedentes de las exportaciones deben ir primero a Moscú y solamente después se redirigen haciua los gobiernos locales, las regiones reciben una suma muy diferente de esos beneficios. Eso conducirá a la repetición de la experiencia soviética de los años 80 y 90, cuando Moscú perdió su capacidad de mantener el estado de las infraestructuras. Todo eso sería la razón que conduciría a las regiones a buscar soluciones de manera autónoma, formando asociaciones autónomas de manera formal e informal. Los lazos económicos entre Moscú y la perferia se debilitarían».
Recordemos ahora que la primera declaración pública posterior al acceso al puesto de alcalde de Ekaterimburgo de Evgueni Roizman fue por la «injusticia de que el dinero vaya primero a Moscú y después se distribuya» y que después un grupo de personas próximas a Roizman organizaron manifestaciones con la consigna «Dejemos de alimentar a Moscú». Entre los manifestantes se observó una intensa actividad de los jóvenes pertenecientes a una agencia extranjera, la ONG «Golos» (La Voz), dirigida por el famoso personaje de las «revoluciones tecnológicas de colores» el serbio Marko Ivkovich, al que el FSB le prohibió entrar en Rusia en 2012.
El hecho es que en la Rusia actual, el poder vertical se termina en el puesto de gobernador, que permite a los municipios poner en marcha políticas diferentes del Estado, formar sus propios presupuestos de control para una ciudad, utilizando grandes fondos para proteger sus actividades con las fuerzas de seguridad y los medios de masas. A cominezos de la reforma de la autonomía local, que debería extender la verticalidad del poder en las ciudades, el sistema descrito se rompería y los diplomáticos estadounidenses podrán capitalizar en la resistencia local a sus «pequeños príncipes».
Un objetivo clave de Estados Unidos será derrotar a Putin en 2018 cuando se celebren elecciones, para lo cual pondrán en marcha todo el arsenal de tecnologías de los que disponen: marchas de protesta, bajada de los precios del petróleo, asesinatos políticos… Veremos, por ejemplo, a la directors general y propietaria de la cadena de televisión antirrusa «Dozhd» (Lluvia) Natalia Sindeieva abatida con una bala de pistola grabada con las iniciales de Putin.
La duda sobre las profecías de instituciones como Stratfor es si se trata de tales, es decir, de meras previsiones, o más bien se trata de planes que al ponerse en marcha logran que las profecías se cumplan y parezcan tales.
(1) Илья Белоус, Запад начал разработку сценария раздела России под выборы 2018, http://politrussia.com/control/takogo-kak-putin-960/
(2) From Estonia to Azerbaijan: American Strategy After Ukraine, https://www.stratfor.com/weekly/estonia-azerbaijan-american-strategy-after-ukraine