En África las ONG son una nueva forma de espionaje

Es el título de otra perla de nuestro admirado Pougala (*) con la que nos gusta obsequiarles, aunque el artículo sea algo viejo, ya que se remonta a una votación celebrada el 24 de enero de 2011 en el Knesset, el Parlamento israelí. Se trataba de investigar el origen de los fondos de las ONG que operan sobre suelo israelí. La iniciativa partió del ministro de Asuntos Exteriores, el canalla de Avigdor Lieberman, cuyo partido había declarado que las ONG no eran más que sucursales de los servicios secretos extranjeros, o bien “cómplices del terror”. Israel quería saber las verdadera identidad de cada ONG y sus verdaderos objetivos, a partir de sus fuentes de financiación.

En 2009 a Suzanne Nossel la nombraron secretaria de Estado adjunta de la Casa Blanca para las organizaciones internacionales. De 2005 a 2007 había sido vicepresidenta de estrategia y operaciones para el Wall Street Journal. Tras abandonar la ONU, de 2001 a 2005 trabajó para el conglomerado mediático europeo Berteslmann, un viejo recuerdo de la propaganda del III Reich que no se ha acabado nunca.

Cuando en 1999 Clinton nombró a Richard Holbrooke embajador de Estados Unidos ante la ONU, se llevó consigo a Nozel. Luego trabajó como asistenta con Hillary Clinton cuando la nombraron Secretaria de Estado. Pero las puertas giratorias no sólo funcionan con los capitalistas sino también con las ONG, por lo que en 2011 Nossel pasó del gobierno de Obama a la presidencia de la sección americana de Amnistía Internacional. No hay conflictos de intereses entre lo gubernamental y lo no gubernamental, concluye Pougala, o dicho de otra manera: lo no gubernamental no significa antigubernamental, sino más bien lo contrario.

Fue Nossel, esos que alardean de la defensa de los derechos humanos en el mundo, quien orquestó la campaña propagandística de mentiras a favor del bombardeo que arrasó Libia y asesinó a 90.000 personas, incluido el Jefe del Estado, Gadafi.

Es la esencia misma de las ONG, que viven de los presupuestos públicos, del dinero que llega de los gobiernos respectivos y de la “ayuda” al desarrollo: “50 años de ONG en África nos indican que el continente nunca podrá levantarse con unas ONG cuyo sistema opaco de gestión y decisión no permite medir con precisión las verdaderas motivaciones de esas organizaciones. A día de hoy no existe ningún informe, ninguna documentación sobre el destino de esas informaciones que esas organizaciones obtienen diariamente sobre suelo africano. Incluso se puede decir que su objetivo no es de ninguna manera el de reforzar la seguridad del continente, sino más bien debilitarlo”.

Las ONG, concluye Pougala, desvían la atención de los africanos de los verdaderos problemas del continente, imponiendo su punto de vista gracias a la gigantesca maquinaria financiera y mediática, procedente de los países capitalistas, que las acompaña.



(*) http://lencrenoir.com/les-ong-nouvelle-forme-espionnage-en-afrique/

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