En África el dinero negro pasa por Mauricio

En 2019 se destaparon unos 200.000 documentos de un despacho internacional de abogados especialista en paraísos fiscales. Se referían al lavado de dinero negro de la República de Mauricio, estaban fechados entre 1999 y 2017 y fueron enviados de forma anónima al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (*).

Lo mismo que los Papeles de Panamá, este tipo de filtraciones pretende aliviar los presupuestos de las grandes potencias, agobiados por el peso de la deuda pública. Sin embargo, en el caso de Mauricio hay otro factor interesante: que el país insular forma parte de África y de la evasión fiscal en dicho continente. Por eso no tuvieron la misma repercusión mediática que los Papeles de Panamá tres años antes.

Tras conocerse la filtración, en 2020 la Unión Europea incluyó al país en el listado de sospechosos de participar (“indirectamente”) en el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo. Era un formalidad porque nunca estuvo en la lista “negra” sino en la “gris”, de la que fue borrada en 2021.

La capacidad de inversión de Mauricio es gigantesca. Las inversiones extranjeras suponen más de 24 veces su PIB, lo que posiciona a la isla como un gigante financiero a pesar de su pequeño tamaño.

El impuesto sobre la renta de las personas es el mismo que el de sociedades: se paga el 15 por cien, muy por debajo del promedio mundial del 25 por cien. Sumada a regulaciones favorables, como la autorización de puertos libres, lo convierte en un imán para los especuladores internacionales.

Mauricio se ha convertido en un centro financiero internacional en el que los grandes monopolios internacionales, especialmente mineros, instalan sus sedes aparentes. Las inversiones mineras en África pasan por Mauricio.

El caso de la República Democrática del Congo ilustra esta dinámica. Mauricio es la fuente del 63 por cien de las inversiones extranjeras directas en el sector extractivo congoleño. Sin embargo, los principales protagonistas de la industria minera del Congo, que controlan la mayoría de las exportaciones de cobre y cobalto, tienen sus sedes en otros países. Esta configuración plantea interrogantes sobre la naturaleza real de estas inversiones y sus beneficios para la economía congoleña.

Las consecuencias de esta configuración fiscal son tangibles para países como la República Democrática del Congo. A pesar del importante crecimiento del sector minero, los beneficios para el fisco congoleño siguen siendo limitados. El PIB per cápita del Congo, aunque está aumentando, sigue estando por debajo del promedio del África subsahariana porque los beneficios generados por la explotación de los recursos naturales no se quedan dentro del país.

Ante estas fugas, la República Democrática del Congo está tratando de fortalecer sus defensas contra la evasión fiscal. Por ejemplo, ha aprobado una legislación destinada a contrarrestar las transferencias de beneficios a los paraísos fiscales. Sin embargo, estos esfuerzos a menudo enfrentan obstáculos prácticos, incluida la falta de capacidad técnica para auditar transacciones financieras complejas.

(*) https://indianexpress.com/article/explained/mauritius-leaks-tax-evasion-icij-religare-investigation-5846143/

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