Para desenvolverse con las nuevas tecnologías de la comunicación, el Califato Islámico dispone, además, de ingenieros cualificados e informáticos.
Sólo queda una duda: ¿cómo se conectan a internet los yihadistas?, ¿quién es su proveedor de servicios? Es la cuestión que ha abordado recientemente la revista alemana Der Spiegel.
La pregunta procede de algo obvio: tras cuatro años de guerra, tanto en Irak como en Siria las infraestructuras han sido destrozadas y casi nadie se puede conectar a la red.
La respuesta procede de Antioquía, en Turquía, donde dos empresas de telecomunicaciones aseguran que tienen 2.500 clientes sirios a los que dan acceso a la red, por algo más que un módico precio, ya que confiesan obtener 100.000 dólares por sus servicios.
Al pedirles a dichas empresas que identifiquen a sus clientes sirios, hablan de ellos como si fueran “socios comerciales” porque los usuarios finales de la conexión a la red no se conocen. A nadie le interesa conocerlos.
Las empresas que prestan servicios de telecomunicaciones al Califato Islámico en Turquía son, en realidad, meros intermediarios porque la clave está en los satélites que transmiten las señales.
A los usuarios de las terminales que se conectan a internet las empresas turcas de telecomunicaciones les instalan las antenas parabólicas y configuran su acceso a la red, para lo cual los usuarios les deben decir las coordenadas GPS en las que se encuentran situados.
Además, dichas empresas también conocen a los suministradores que ofrecen servicios de telecomunicaciones vía satélite como los que utiliza el Califato Islámico y son europeas. Se trata de la francesa EutelSat, de la luxemburguesa SES y la británica Avanti Communications.
Ni la Unión Europea, ni ningún país europeo, ni ninguna empresa de telecomunicaciones europea ha impedido que el Califato Islámico se comunique internamente, difunda su propaganda a través de la red, enaltezca el terrorismo o haga apología de la yihad.
¿Donde está la famosa “lucha” contra el yihadismo?