La empresa militar se llama Spear Operations Group y utiliza a antiguos miembros de las fuerzas especiales estadounidenses y su base en Delaware les garantiza el anonimato en el corazón mismo de Estados Unidos.
Los mercenarios debían disimular una bomba cerca de la puerta del cuartel general de Al-Islah, situado junto a un estadio de fútbol en el centro de Adén, una importante ciudad portuaria del Yemen. Uno de los capataces de la misión dijo que la explosión iba a matar a todos los que estuvieran en la oficina.
Cuando el 29 de diciembre llegaron a las 9:57 de la tarde, todo parecía tranquilo en la sede. Los mercenarios salieron del vehículo con armas en las manos. Uno de ellos transportaba la carga explosiva al edificio, pero cuando estaba a punto de llegar a la puerta, otro miembro de la tripulación abrió fuego en una calle poco iluminada y el plan fracasó.
Este ataque armado, descrito por dos de sus participantes y corroborado por imágenes tomadas desde drones, es la primera operación de una empresa estadounidense con fines de lucro en un país, como Yemen, devastado por la guerra.
La empresa Spear Operations Group es propiedad de Abraham Golan, un ciudadano húngaro que también posee pasaporte israelí. El hombre afirma haber vivido en Francia y haberse unido a la Legión Extranjera antes de embarcarse en el lucrativo negocio de los mercenarios.
Parece ser que que Golan vivió en Israel e incluso apareció con Danny Yatom, el antiguo jefe del Mossad, diciendo en 2008 a una revista estadounidense que había estado con él en Londres celebrando una fiesta.
El contrato yemení se concertó en una comida de negocios en Abu Dhabi, en un restaurante italiano del club de oficiales de una base militar de Emiratos Árabes Unidos en la que participaron Golán e Isaac Gilmore, un antiguo miembros de los SEAL, las fuerza especiales de la Armada de Estados Unidos.
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