Jacques Bardoux |
Continúa relatando Cuny que aquella guerra despedazó al Imperio Otomano y que sus despojos fueron devorados por el Tratado Sykes-Picot, firmado en 1916, sólo dos años después de que se apagara el estruendo de la última batalla.
Los británicos (Sykes) y los franceses (Picot) dibujaron en secreto el mapa de Oriente Medio tal y como ahora lo conocemos. En aquel momento nadie se enteró siquiera de su existencia. Entonces se llamaba “diplomacia secreta”, como si hubiera alguna diplomacia imperialista que no lo fuera.
Pero tuvieron mala suerte porque sólo un año después estalló la Revolución de Octubre que sacó la mierda flote para que el mundo tuviera que taparse la nariz con pinzas.
Los periodistas deberían estar interesados -casi tanto como los obreros- en otra Revolución como aquella. Ese tipo de cambios histórico-sociales -y no montajes como los “Papeles de Panamá”– son los que permiten que el mundo se entere de lo que ocurre realmente.
El francés que firmó el acuerdo, Picot, tenía una hermana de nombre aristocrático, Genoveva Henriqueta Jorge, que se casó con Jacques Bardoux.
La idolatrada República francesa es lo más parecido que puede haber a una monarquía. En 1936, cuando allá gobernaba el Frente Popular, Bardoux inició una campaña para acusar al Partido Comunista de preparar un golpe de Estado y empujar a Francia a una guerra contra Alemania para beneficiar a la URSS. En otras palabras: acusaba a los comunistas de pretender hacer lo que hizo la burguesía. Con la ayuda, entre otros, de Bardoux, una parte de la burguesía francesa dio un golpe de Estado y entregó el poder a los fascistas, mientras que la otra acabó luchando contra Alemania.
Luego el fascista Bardoux fue uno de los padres fundadores de la V República y su nieto Valery Giscard d’Estaing se convirtió en Presidente de esa misma República en 1974 (2), mostrando una enorme preocupación por retirar a los antifranquistas españoles (y vascos) el estatuto de refugiados políticos, como hoy se lo niegan a los sirios.
Tras el cambio de siglo, en Francia siguen gobernando los mismos. Los mismos que firmaron el Tratado Sykes-Picot, han destrozado Libia, aunque sigamos sin conocer los detalles que nos gustaría. Si una revolución proletaria no lo impide, tendremos que esperar 100 años, cuando la política se haya convertido en historia y ese tipo de anécdotas sólo interesen en las facultades universitarias.
Sabemos cuatro cosillas del trazo grueso, lo suficiente para observar el paralelismo entre las revueltas árabes contra el Imperio Otomano, azuzadas por los imperialistas franco-británicos, y la Primavera Árabe un siglo después.
Para que se levantaran, los imperialistas prometieron a los árabes un único Estado, que jamás tuvieron ocasión de edificar porque a Londres y París, lo mismo que hoy a Washington, le gusta el minifundismo, países del tamaño aproximado de Luxemburgo. Es lo que propusieron Sykes y Picot en 1916 y es lo que propone hoy el Plan Yinon.
Pero no basta dividir para dominar; desde siempre el colonialismo tuvo que asegurar sobre qué virreyes locales asentaba su dominación, que recayó en el wahabismo y las corrientes más reaccionarias del mundo islámico, que ellos se encargaron siempre de alimentar. ¿Quieren conocer el origen del yihadismo? Busquen en algún archivo de Londres, París o Washington… dentro de 100 años.
Marx diría que la historia se repite, aunque una vez vestida de tragedia y la otra de farsa.
(2) http://www.agoravox.fr/tribune-libre/article/parmi-les-petites-mains-du-168525
Bonjour,
Je vous remercie pour l’insertion du texte intitulé « Quand Daesh nous oblige à relire l’histoire coloniale française », écrit par Michel J. Cuny.
J’ai fait un lien avec votre site.
Cordialement,
(15 avril 2016)
Françoise Petitdemange
Hola,
Gracias por la inserción del texto titulado : « Quand Daesh nous oblige à relire l’histoire coloniale française » escrito por Michel J. Cuny
Hice una conexión con su sitio.
Cordialmente,
F. Petitdemange
(15 de abril del año 2016)
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