El terror policial se ha instalado en Brasil. Cada año mueren miles de personas, en su mayoría negras y pobres, a manos de policías que, en la mayor parte de los casos, evidencian también el racismo imperante en Brasil.
En 2019 la policía mató a más de 6.000 personas, una de las cifras más altas en el mundo. Casi el 80 por cien de las víctimas eran negras. Ya en la primera mitad de 2020 estos decesos aumentaron 6 por cien.
En Río de Janeiro, catalogado como uno de los estados más mortíferos del territorio brasileño en cuanto a terrorismo policial, el 75 por cien de todos los fallecidos en 2020 eran negros.
En 2019 el gobernador de Río de Janeiro, Wilson Witzel, admitió al periódico “O Globo” que la policía usaba francotiradores para asesinar a los sospechosos. “La orden es clara: si alguien lleva un rifle de asalto, debe ser neutralizado de manera letal de inmediato”.
Poco después, una niña de ocho años fue asesinada por la policía, que le disparó por la espalda, lo que levantó fuertes movilizaciones porque fue el quinto niño en morir aquel año como resultado del terror policíal.
Pero el terrorismo policial se desató con el pretexto de la pandemia. La policía del estado de São Paulo asesinó a 381 personas entre enero y abril de 2020, lo que supone cerca de una persona cada 7 horas.
A mediados del año pasado miles de ciudadanos volvieron a lanzarse a las calles en las principales ciudades en protesta por un operativo policial, que dejó 28 muertos en una favela de Río de Janeiro, donde es habitual la irrupción violenta de los represores en comunidades pobres, con población mayoritariamente negra.
El suceso que conmocionó a la sociedad brasileña tuvo lugar a pesar de que en junio de 2020 el Tribunal Supremo prohibió las operaciones policiales en los barrios pobres de Río de Janeiro durante la pandemia, porque podían contribuir a la propagación del coronavirus.
La misma noche en que se emitió dicha orden, varios policías dispararon en una de las favelas de Río, llamada Complexo do Alemao. Fue en ese mismo barrio donde la policía mató a tiros a 13 personas en el lapso de unas cuantas horas durante una sola operación en mayo.
En los últimos días el Tribunal Supremo se ha pronunciado nuevamente sobre el brutal comportamiento policial. El Tribunal ha dado un plazo de 90 días para que el gobierno de Río de Janeiro adopte medidas contra el terrorismo de sus policías.
La ONU ya había alertado sobre esa situación, pero Bolsonaro ha indultado a los policías condenados por asesinatos cometidos en el ejercicio de sus funciones o incluso estando fuera de servicio.
Me parece un poco absurdo el planteo. Primero, en vez de analizar la composición étnica de Brasil o Río, habría que analizar la composición étnica de las favelas en donde se gestan la mayor cantidad de delincuentes. En segundo plano, habría que analizar el por qué en el año 2022 la mayoría de delincuentes están metidos en las favelas y por qué la composición étnica de las favelas (que datan de mucho tiempo atrás ya, mucho), es de mayoría «negra» (en realidad es mestiza, parda o cómo quieran llamarla), y quién es el responsable de eso. Acusar a la policía de tener una tendencia de asesinar a gente negra teniendo en cuenta lo anterior, es prácticamente cómo acusar al mar de que sus habitantes sean mayormente peces. Sin sentido por donde se lo mire. El hecho de que exista delincuencia saneada en exceso en Brasil se debe en gran parte al cambio del gobierno pro populismo y delincuencia de Lula o Roussef, a uno que se declara totalmente en contra de los delincuentes. Ya si los delincuentes son en su mayoría negros o no, merece una discusión aparte y no este sin sentido de premisas que pretenden darle forma a esta «pseudo noticia», la cual me molesta un poco debo admitirlo porque soy un acérrimo lector y comparto la mayoría de lo que se puede leer aquí y no en otros lados.