El retorno de la CIA a las operaciones encubiertas

La base de datos de las subvenciones otorgadas por el Fondo Nacional para la Democracia (NED) se desactivó en el verano de la web oficial. Hasta hace poco los visitantes podían consultar registros detallados de los proyectos y ONG financiados por los imperialistas en ciertos países. Ahora el rastro de las políticas de Estados Unidos en el exterior han desparecido.

Las subvenciones del NED para Georgia, por ejemplo, mostraban los esfuerzos por desatar una revuelta contra el gobierno y las organizaciones financiadas para lograrlo. Del antiguo portal sólo quedan las declaraciones oficiales: “El núcleo del trabajo de NED en la región [Cáucaso] es garantizar que las poblaciones locales tengan acceso a información objetiva. En toda la región, los actores gubernamentales están intentando limitar la difusión de información y la comunicación en línea para los ciudadanos”.

Los gobiernos locales que no siguen a Estados Unidos desinforman; el papel de Estados Unidos es contarles “la verdad”, resume el NED, cuya función era hacer público lo que la inteligencia estadounidense se permitía, es decir, mostrar la punta del iceberg. Hoy todo vuelve a la clandestinidad, como hace 40 años. La CIA vuelve a tomar las riendas, sin más tapujos.

El NED se fundó en noviembre de 1983, después de que la CIA se viera envuelta en una serie de escándalos políticos. Su objetivo era legalizar que la CIA llevara a cabo sus tradicionales actividades de injerencia en el extranjero a plena luz del día. Entonces el modelo a seguir fue Polonia. Desde entonces, el NED ha financiado innumerables grupos de oposición, medios de comunicación y sindicatos con millones de dólares destinados a propaganda y movilización política, con el fin de perturbar, desestabilizar y desalojar a regímenes “enemigos” en todo el mundo. Literalmente, su objetivo era “preservar la soberanía estatal contra la invasión imperialista” de la URSS.

En 1986 el antiguo presidente del NED, Carl Gershman, dijo al New York Times que “para los grupos democráticos de todo el mundo” era un golpe que se descubriera que estaban financiados clandestinamente por la CIA (1). Suponía un descrédito porque daba la razón a la URSS en un momento en el que el espionaje estaba volcado en erradicar el socialismo en la Unión Soviética y los países del Pacto de Varsovia.

El beso de la muerte

El NED invirtió masivamente en el sindicato polaco Solidarnosc, que se convirtió en el símbolo internacional de la penetración imperialista. En 1991 el Washington Post publicó un artículo sobre esta injerencia, afirmando que los “milagros políticos” logrados por el NED en los antiguos países del Pacto de Varsovia habían dado paso a un “nuevo universo de golpes” y al principio de “transparencia en el exterior”.

“El apogeo de las operaciones encubiertas ha terminado. El mundo ya no funciona clandestinamente. Ahora vivimos en la era de las actividades abiertas […] Cuando tales actividades se llevan a cabo abiertamente, los riesgos potenciales asociados son casi nulos. La transparencia es su propia salvaguardia. La financiación clandestina de estos grupos sería un verdadero beso de la muerte si se descubriera. La financiación transparente, al parecer, equivale al éxito” (2).

Tras la desaparición de la URSS, el NED no descansó. Siguió con su tarea de derrocar a los gobiernos incómodos de manera abierta. En muchos casos, los grandes medios de comunicación publicaron reportajes con los detalles de la operación. En noviembre de 2004 los lacayos formados y financiados por el NED dieron un golpe de Estado en Ucrania con el fin de instalar a sus marionetas. Como informó alegremente The Guardian, toda la operación fue “diseñada por los estadounidenses” y constituyó un plan brillantemente diseñado de marca occidental, seguido repetidamente durante el nuevo milenio para derrocar a los gobiernos adversarios:

“Financiada y organizada por el gobierno estadounidense, con la ayuda de empresas consultoras, institutos electorales, diplomáticos, los dos principales partidos estadounidenses y organizaciones no gubernamentales estadounidenses, la operación -ingeniería de la democracia a través de las urnas y la desobediencia civil- ha demostrado que sus métodos son ahora un modelo para ganar elecciones en terceros países” (3).

El segundo golpe de Estado del NED en Ucrania

Al año siguiente, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), la agencia gubernamental de los Estados Unidos responsable de repartir la “ayuda humanitaria”, publicó una revista, Democracy Rising, promocionando el papel que desempeñó, junto al NED, en una serie de levantamientos en Georgia, Kirguistán, Líbano, Yugoslavia y otros lugares durante los primeros años del siglo XXI.

En febrero de 2014 el gobierno ucraniano volvió a ser víctima de un segundo golpe de Estado orquestado por el NED. Los medios de comunicación ocultaron el papel de Estados Unidos en la génesis del levantamiento porque era una teoría de la conspiración, o desinformación rusa, o ambas cosas a la vez.

Sin embargo, las encuestas han demostrado que los ucranianos apoyaron abrumadoramente al derrocado presidente Viktor Yanukovich, que siguió siendo el político mejor valorado del país hasta el último día de su mandato. Las protestas fueron financiadas por la Usaid y el NED con unos 20 millones de dólares, sólo en 2013.

Desde entonces el NED fue visto con recelo por algunos gobiernos, que restringieron o proscribieron abiertamente a la organización y sus filiales locales. En 2015 un artículo del Guardian sobre la prohibición del NED por parte de Rusia lo describía de la siguiente manera: “El Fondo Nacional para la Democracia (NED), una organización sin fines de lucro con sede en Washington financiada en gran parte por el Congreso de los Estados Unidos, se convirtió en el primer grupo prohibido en Rusia en virtud de una ley contra organizaciones gubernamentales internacionales indeseables”.

Según el Guardian, el NED “se dedica a hacer crecer y fortalecer las instituciones democráticas en todo el mundo” y a financiar organizaciones no gubernamentales locales en más de 90 países. Sin embargo, la fiscalía rusa dijo que “representa una amenaza al orden constitucional de la Federación Rusa, así como a la protección y seguridad del gobierno” (4).

En suma, el Guardian sostenía el axioma de que el NED fomenta la democracia y si Rusia lo ilegaliza es porque no es un país democrático.

En ciertos países la publicidad otorgada a las subvenciones del NED a ciertos grupos locales permitió ilegalizarlos y prevenir intentos de desestabilización política, frustrar campañas de injerencia y proteger a algunos gobiernos.

El telón que ha caído sobre el reparto del dinero de los imperialistas a sus lacayos locales, además de una muestra de debilidad, supone un retorno a los viejos métodos de la Guerra Fría.

(1) https://www.nytimes.com/1986/06/01/world/missionaries-for-democracy-us-aid-for-global-pluralism.html
(2) https://www.washingtonpost.com/archive/opinions/1991/09/22/innocence-abroad-the-new-world-of-spyless-coups/92bb989a-de6e-4bb8-99b9-462c76b59a16/
(3) https://www.theguardian.com/world/2004/nov/26/ukraine.usa
(4) https://www.theguardian.com/world/2015/jul/28/national-endowment-for-democracy-banned-russia

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