En una rueda de prensa multitudinaria Obama dijo que el dirigente de Al-Qaeda fue capturado y abatido durante un operativo de las fuerzas especiales, la Navy Seal, que entraron en el territorio del país sin consultar al gobierno de Pakistán, donde estaba escondido en una casa sita en la ciudad de Abbottabad.
Más de cuatro años después de aquello, el New York Times se suma a quienes creen que hay algo extraño en ese relato oficial de la Casa Blanca (*).
El primero en dudar de la versión oficial de Obama fue el periodista Seymour Hersh, que publicó un largo ensayo en el que afirmaba que la versión oficial era inverosímil.
Según Hersh, la inteligencia pakistaní capturó a Bin Laden y lo mantuvo escondido en una casa en la ciudad de Abbottabad para entregarlo cuando la situación fuera la “más conveniente” para el gobierno.
La Casa Blanca supo de la presencia de Ben Laden por la revelación de un miembro de la inteligencia, que obtuvo 25 millones de dólares de recompensa por comunicar la información.
Todo fue pactado entre ambos gobiernos, pero las cosas se torcieron cuando uno de los helicópteros norteamericanos se incendió, según testigos presenciales, cayendo a tierra, lo que provocó la muerte de todos o parte de sus tripulantes. El accidente obligó a blanquear el operativo antes de tiempo.
“Toda la historia de los Navy Seal actuando en secreto y de los tiroteos en el campamento es poco menos que un cuento como Alicia en el país de las maravillas”, escribió Hersh.
Entonces fueron muchos los periodistas que le tildaron a Hersh de farsante. La Casa Blanca afirmó que lo de Hersh era una “falsedad enorme”. Ahora, sin embargo, el New York Times se hace eco de otros dos periodistas que se unen a las dudas sobre la versión oficial de Obama.
“¿Qué sabemos realmente sobre la muerte de Bin Laden?”, pregunta el New York Times en la portada de su revista semanal. Sin llegar a pronunciarse con claridad, el diario aporta el testimonio de dos periodistas que critican el relato oficial.
Uno de ellos es Steve Coll, antiguo directivo del Washington Post y actual vicedecano de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Columbia. Coll cree que la captura de Ben Laden se debió a un “soplo” de la inteligencia pakistaní y no de antiguos militantes de Al-Qaeda detenidos y torturados por la CIA.
En el mismo sentido, Carlotta Gall, antigua corresponsal del New York Times en Afganistán y Pakistán, se muestra convencida de que el gobierno de Islamabad tenía localizado al terrorista, por lo menos, desde 2006.
Sobre uno de los logros más mediáticos del gobierno de Obama vuelve a planear la sombra de la mentira. En la Casa Blanca no cuentan una verdad ni siquiera cuando se confunden.
Solo hay que echar mano de hemeroteca y comparar las fotos de "Bin Laden" para comprobar que había más de uno llamado así y que cuantos más años pasaban más joven era, se ve que querían mantenerlo vivo durante muuuchos años, pero al final cambiaron de película y se deshicieron del último actor que lo representaba. ( o ni eso, en la realidad, solo le rescindieron el contrato).
Así que el cuento no solo es que el último de los montajes fuera mentira, todo ha sido mentira desde el principio, ¿o es que este fue el que planeó lo del 11s?