El Reino Unido le hace un favor a la Unión Europea

Tras el resultado del referéndum británico para abandonar la Unión Europea, Montserrat Mestre ha recordado un capítulo de la serie británica de televisión “Sí, Ministro” emitida en los ochenta por la BBC, considerada la mejor comedia política de todos los tiempos.

La serie muestra el funcionamiento de un ministerio inglés ficticio y los entresijos de la política británica. En una de las escenas el nuevo ministro de la cartera de Asuntos Administrativos mantiene el siguiente diálogo con el secretario:

Ministro: ¿Pero el Ministerio de Asuntos Exteriores no se da cuenta de que con estas políticas daña la idea de Europa?

Secretario : Estoy seguro de que sí y por eso las apoya.

– ¿Pero el ministerio no es proeuropeo?

– Sí y no. Es proeuropeo porque en realidad es antieuropeo. Toda la Administración estaba unida en su deseo de que el Mercado Común no tuviera éxito. Por eso entramos.

– ¿Qué quiere decir?

– Pues que Gran Bretaña tiene el mismo objetivo desde hace 500 años, crear una Europa desunida. Por eso hemos luchado con los holandeses contra los españoles, con los alemanes contra los franceses, con los franceses e italianos contra los alemanes y al lado de los franceses contra alemanes e italianos. Dividir para vencer. ¿Por qué tendríamos que cambiar?

Los guionistas de la televisión siempre lo han tenido más claro que los analistas políticos. En el diálogo no aparece ninguna de las tonterías con las que los “expertos” explican el Brexit. No se habla de economía, ni de la recuperación de una soberanía perdida, de un nuevo nacionalismo, etc.

Ahí de lo que se habla es de estrategia. Al menos desde hace 30 años estaba claro que el Reino Unido era un Caballo de Troya dentro de la Unión Europea. También estaba claro que su política no era “independiente” sino que formaba parte de la estrategia de Estados Unidos contra Europa.

Pero para entender eso primero hace falta darse cuenta de que no existe sintonía de Estados Unidos con la Unión Europea, por más que ambas partes guarden las apariencias, a costa de que los países del Viejo Continente se hayan visto arrastrados a todas y cada una de las operaciones estadounidenses en Ucrania, en Oriente Medio, en Afganistán y en el Báltico.

La salida del Reino Unido va definiendo mucho mejor los bloques imperialistas. Deja claro que este Continente no es una prioridad para Estados Unidos, que la Unión Europea es una nueva versión del III Reich, es decir, que responde a los intereses de Alemania, que la gran novedad histórica es el eje franco-alemán y que el siguiente polo de esa misma ecuación es la alianza de Alemania con Rusia.

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