En los últimos días, explica el cartero Miguel Núñez, delegado de la CIG en Correos de Ourense, el personal ha recibido, como en otras ocasiones, una instrucción interna que los autoriza a recoger «al paso», esto es, durante sus repartos, el voto por correo de las personas que lo soliciten. En este período, señala, los carteros rurales pasan a ser considerados «una especie de oficina ambulante unipersoal» que puede realizar prácticas habituales de otros tiempos, como recoger un paquete o un giro y «después, hacer la admisión» al llegar a la oficina
Muestra de que esta es una «práctica que se hace en contadísimas ocasiones» es que, por ejemplo, «ya no se nos da el sello» para certificar los envíos «en marcha». «No nos dan herramientas para trabajar» pero, explica este trabajador, se les otorga por la vía práctica «la condición de médicos o notarios» que deben «certificar que una persona está en condiciones de emitir su voto». Por si fuera poco, dice, mediante «órdenes muy genéricas nos dicen que cojamos el voto abierto», sin sello «ni recibo», y que completen el trámite en las instalaciones de Correos, en el caso de Miguel, una oficina auxiliar -una oficina rural de Correos, con horario reducido-.
A la «indefensión» ante la burocracia, resalta, se añade otra: la que padecen frente a las mencionadas «presiones». Algunos de estos carteros, asegura, «nos tenemos que ver en pelea continua con los caciques». En ayuntamientos como «Lobios, Bande o Entrimo» algunos carteros han optado en otros periodos electorales por «darse de baja» para evitar episodios «con tipos siguiéndolos en un coche, imposibilitándoles la labor, acosándolos» o instándolos a acercarse «a la puerta de la casa de un moribundo» o «de un incapacitado» para «cogerle el voto». Esta manera de proceder, afirma, se agudiza en municipios en los que, en elecciones municipales, «por pocos votos cayó alguna alcaldía» históricamente controlada por el PP.
«Los carteros rurales estamos abandonados desde hace muchos años y sólo se acuerdan de nosotros cuando hay elecciones», relata el trabajador ante una problemática que «nos consta, no acontece en el resto de España». Para evitar todos estos episodios los carteros dicen necesitar más «herramientas» para trabajar con seguridad pero, sobre todo, destaca, «lo normal sería que, como en el resto del Estado, tuvieran que venir a las oficinas» para tramitar el voto por Correo con la documentación y garantías correspondientes.